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El regreso a casa de nuestro amigable vecino.

[Advertencia de Spoilers]

El gozo simple de una historia de Spider-Man.

La sensación que me dejó el ver Spider-Man: Homecoming es muy similar a la sensación de haber leído un buen cómic, casi como tomar las páginas de Ultimate y trasladarlas a un medio de acción real, y esto es algo muy bueno.

Las películas de Sam Raimi siempre tendrán un lugar muy especial en mi corazón y en mi opinión, Spider-Man 2 es una de las más grandiosas películas de superhéroes jamás creadas en la historia de la humanidad.

Pero las películas de Sam tienen una vibra completamente distinta, en Homecoming regresamos a las raíces verdaderas del personaje, se trata de un niño de 15 años que va a la escuela, que intenta sobrellevar la frustrante vida escolar y busca refugio en ser algo más que un simple niño, no deja de ver el reloj para escapar de esas cuatro paredes y vivir la vida que realmente le interesa, la de un superhéroe.

Algo que siempre amé del personaje es esa dualidad existente en su vida, el tener que enfrentar las responsabilidades de la vida cotidiana y al mismo tiempo saber que necesita hacer algo con las habilidades que ahora posee. La vida de Peter siempre está plagada de dudas, sobre lo que debería hacer, cómo debería actuar, qué es lo que se supone que representa Spider-Man en su vida.

Siendo un niño de los años ochentas, todo esto resonaba en mí y me sentía identificado con este personaje que era menospreciado en la escuela y que tenía que preocuparse por deudas, trabajo y otras cosas pero que al ponerse un traje y salir a patrullar las calles se convertía en un símbolo de esperanza para su gente, la gente de Queens, la gente de Nueva York y él siempre trataba de vivir bajo esas expectativas, hacer bien y ayudar a pesar de que muchas veces esa ayuda no fuera apreciada o se interpusiera con su vida normal.

En un tono ameno, ésta es también la premisa de Homecoming.

Desde los trailers yo sabía que la presencia de Iron Man dentro de la historia sería muy pequeña, básicamente lo que hemos visto en los trailers y tal vez un poco más. Porque así es el universo Marvel, así son los cómics, todos estos personajes existen en el mismo número y aparecen de vez en cuando para apoyarse o dar algún consejo, pero la historia sigue siendo una historia de Spider-Man. El papel de Tony tiene sentido dentro de este universo, él fue quien lo introdujo a los reflectores de la notoriedad, el que lo llevó a conocer a los otros Vengadores, quien tomó a este niño de Queens que era un héroe menor en el anonimato de su vecindario y lo convirtió en uno más de los héroes de Nueva York.

Iron Man sin embargo está demasiado ocupado siendo Iron Man y le dedica muy poco de su tiempo a Peter, relegando sus llamadas a Happy Hogan, en general los dos lo tratan como un niño molesto. Hasta que Peter tiene la oportunidad de demostrar que es mucho más.

Se trata de una historia de madurez, de entender su rol en el universo, de aceptarse a sí mismo y sus habilidades, hasta llegar a la conclusión de que no necesita de los vengadores, no necesita de Stark, no necesita de toda la tecnología, él es y siempre ha sido Spider-Man y Spider-Man es Peter Parker.

Peter no necesita a los Avengers.

Algo que las primeras dos películas de Sam Raimi hicieron muy bien, fue darnos dos icónicos villanos interpretados de manera magistral, aún siento un escalofrío cuando se presenta Dock Ock con ese icónico tema de Danny Elfman en Spider-Man 2, pero desde 2004 en que salió dicha película habíamos tenido que esperar 13 años para volver a ver la ejecución correcta de un villano icónico. Aunque para muchos el Buitre no es un villano de tan alto calibre, la actuación de Michael Keaton es verdaderamente buena, al punto y sin pretensiones. Es un padre trabajador que se ve forzado a buscar nuevas maneras de proveer a la gente que depende de él, tanto su familia como sus empleados.

Es difícil no verse reflejado en esta versión del Buitre, al menos yo sentí la dicotomía de ambos personajes, por una parte me siento identificado con el Peter Parker adolescente de mi juventud y por el otro me siento identificado con el Adrian Toomes de mi adultez, de tener que preocuparme no solamente por mí sino por aquellos a los que quiero.

Nos encontramos con una ocurrencia rara en las películas de Marvel, un villano bien formado, bien escrito y que no es muerto al final por razones tontas. Dejando de lado al villanazo que fue David Tennant en Jessica Jones o al carismático Loki de Tom Hiddleston, Adrian Toomes es por mucho uno de los mejores villanos que se han creado para el MCU.

En general estoy muy complacido y contento con esta película, Spider-Man es mi superhéroe favorito de toda la vida y siempre he disfrutado cada una de las películas, es evidente que no puedo ser objetivo cuando se trata de Spidey, pero incluso yo sé que la saga de Amazing Spider-Man tuvo varios problemas y a pesar de que me encantan esas películas y a pesar de que amo la trilogía de San Raimi, el Spider-Man definitivo es Tom Holland.

 

Mi conclusión: ¡Que hablen los haters! Que digan lo que quieran, que se expresen y destruyan a sus anchas con sus reseñas de dos pesos en Facebook, la verdad no cambiará, Esta película es la mejor que se ha hecho sobre Spider-Man, el universo cinematográfico de Marvel se siente más pleno y amigable con Spider-Man en él y sin importar los planes que Sony tenga a futuro sobre el personaje, Venom y otros villanos, Homecoming siempre quedará como un claro ejemplo de cómo hacer bien las cosas. Así se hace un reboot, sin complicaciones, sin escenas innecesarias e híper dramáticas de acción, sino con una buena historia que explora a los personajes y su mundo.

 

 

 

Esta  es una columna de opinión personal, no pretendo ser erudito del tema ni demostrar ninguna otra cosa más que mi gusto real y honesto sobre aquello que me mueve: los cómics, la televisión y el cine.

 

Erick Contreras Ayala

Diseñador Gráfico. Freelancer. Locutor en Radio Robotto.

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