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Mi despedida a Rius Frius.

Se nos fue un Grande de la izquierda, el más icónico de los caricaturistas en México, padre del cómic didáctico en nuestro país. Nos abandonó el Maravilloso Rius.

Déjenme comentarles mi propio punto de vista sobre este Extraordinario personaje; si bien es cierto que su manera de pensar la consideraba errada, también es cierto que gracias a él recibí educación política por primera vez por medio de sus textos y monos. Recuerdo que mi padre nos hablaba en mi niñez de Rius Frius y sus historietas, con títulos como “Los Agachados” y “Los Supermachos”. Aunque para mí, la primera obra de su autoría que cayó en mis manos fue “La panza es primero”. Siendo sinceros, odié ése texto. No podía ser de otra manera al ser yo un fanático de la carne, pero bueno, ése es otro tema. Lo ubico en la izquierda sincera, no entre esos que dicen las cosas de dientes para afuera, sino como un hombre convencido de que su camino era el correcto. Uno de sus libros me influenció a la hora de hacer historieta y fue “La vida de cuadritos”, donde aprendí que no se necesita ser “artista” para contar una historia y que, si lo vas a hacer, más vale que esa historia tenga algo relevante que decir a su audiencia. En dicha obra Rius nos lleva desde el nacimiento de la historieta hasta épocas más modernas (años ochenta o noventa, no estoy seguro del año de su primera edición). Después de presentarnos cosas tan extravagantes y que a mi gusto, pecan de un nacionalismo absurdo como que los códices mexicanos son los primeros “cómics” de la historia, nos lleva por las diversas formas de hacer relatos con monitos; por supuesto le da su repasada a los (como él los llamó) “horrendos superhéroes”, a la diversa y estilizada historieta nipona; y también nos lleva de la mano por la escena europea, donde hay una preocupación un tanto más “artística” que “comercial”. En el último capítulo Rius da las bases para que el lector aprenda a hacer sus propias obras; la finalidad que perseguía el autor era que por medio de los cómics cualquiera, sin importar su talento “artístico”, hiciera difusión entre las masas de sus problemáticas e ideas. A Rius en ése libro le importaba muchísimo más la labor social del cómic que el asunto artístico. Por eso me sorprendió que el día que se dio a conocer su fallecimiento, muchos “fans” que se dedican al dibujo hicieran comentarios en las redes sociales como: “No le haré un dibujo como ‘homenaje’ al Maestro porque eso me parece un insulto, con mi falta de talento”… No babosos, no… a Rius le daba igual el talento para hacer monos, lo que nos enseñó fue que había que contar historias que de alguna manera le enseñaran algo al lector, sin importar si dibujas mal (por cierto, Eduardo del Río estilizaba sus dibujos como garabatos a propósito, porque el señor tenía un estilo de dibujo excelso cuando se proponía dibujar realista). Hubo otras obras de él que leí con avidez, como lo fueron “Mao en su tinta” (apología en su mayoría al dictador chino), “El mercado de las sectas” (libro de terror que me hizo ver en qué monstruosidades pude haber caído durante mi época de “loco religioso”) y “¿Sería Católico Jesucristo?”, el cual no pude terminar de leer porque no soporté las atrocidades realizadas por la iglesia narradas en sus páginas. En general, puedo decir que Rius fue muy aferrado a su ideología de izquierda. Considero que su enfoque estaba errado en muchos temas y en muchos sentidos; incluso hace poco leí una anécdota en redes sociales sobre que durante su labor en Editorial Posada, contraviniendo su vegetarianismo, llegó a comer tortas de carne. Sin embargo, creo que como cualquier ser humano, Rius llegaba a tener contradicciones y a no predicar con ejemplo y… a pesar de todo, en general era una excelente persona, la cual con todo y esas pequeñas incongruencias en escencia era sincero en su ideología. ¿Que tal vez “maleducó” a muchos de sus lectores? Sin duda, creo que la ceguera izquierdo-chaira se aferró al lado más “fanático” de Rius, pero si lees con atención sus textos, en los mismos Eduardo del Río implícitamente nos conminaba a tener y desarrollar nuestro propio criterio. Sí, hubo mucho sesgo en sus textos, pero también hubo la intención de que cada uno formara su propia opinión; Rius nos dio las herramientas para desarrollar nuestro criterio. Que unos sí lo hallamos hecho y otros se quedaran en el fanatismo cómodo y que consideren sus palabras como “escritas en piedra” no es responsabilidad del autor e incluso, es inevitable que suceda. Sólo un reproche tengo que hacerle, y fue cuando habló de la supuesta “inutilidad” de enseñarle álgebra a los escuincles de secundaria (fue en una Feria del Libro en el zócalo capitalino, mas no recuerdo el año), pero creo que era una ceguera ideológica por denostar la famosa “reforma educativa” y no porque haya sido un troglodita. Sin embargo, Rius sí se jugó la vida en su momento por decir lo que tenía que decir; nos educó a muchos mexicanos y fue tan grande su influencia, tan importante su actividad… que incluso a aquellos que no estábamos del todo de acuerdo con su visión del mundo nos dejó (también) un legado entrañable.
Descanse en Paz, Maestro Rius. Gracias por todo, sin Ud. México se ve un tanto más siniestro y gris…

Daniel Garcia Garduño

Dibujante de cómics y animador. He trabajado en "La Familia Del Barrio", "El Chapulín Colorado Animado" entre otras producciones de cine y tv. Produzco el cómic "Volt" (ni lo busques, saco tirajes cortos y nadie me pela) y pronto otro título más de corte cómico-erótico.

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