Star Trek: Discovery – Magic to Make the Sanest Man Go Mad

Magic to Make the Sanest Man Go Mad, el séptimo episodio de la primera temporada de Star Trek: Discovery.

Esta semana, Star Trek: Discovery nos muestra una historia llena de corazón enfocada en las relaciones. Muchos de nosotros podemos vernos reflejados en Michael Burnham (Sonequa Martin-Green), al sentir esa incertidumbre del lugar al que pertenecemos o de abrirnos a nuevas personas, sobre todo porque no sabemos realmente como van a reaccionar o si nuestros sentimientos son recíprocos.

Discovery nos enmarca esa historia, en un complejo secuestro en el tiempo orquestado por Harry Mudd (Rainn Wilson), en el primer uso de viaje en el tiempo que hemos visto en esta serie (y que ojalá no sea el último). Mudd es capaz de repetir la última media hora de manera constante y solamente él mantiene sus recuerdos de todo el incidente, o eso es lo que él cree.

Este escenario de repetición ayuda al progreso de la historia, pues Michael logra anteponerse a sus miedos personales y abrirse a los demás, en especial con Ash Tyler (Shazad Latif) a quien confiesa sus sentimientos y con quien comparte un breve beso, que es posible gracias a que ambos saben que ese momento en el tiempo será borrado.

Paul Stamets (Anthony Rapp) es la única otra persona además de Mudd que puede recordar lo que ha ocurrido en todas esas repeticiones en el tiempo debido a la mezcla de material genético de reaper que existe en su cuerpo. Es interesante ver los cambios de actitud de Stamets, quien al principio era demasiado rígido y poco a poco se ha ido convirtiendo en un personaje más relajado y un tanto cómico, aunque no podemos olvidar el reflejo de otro yo que ocurrió hace unos capítulos. Es imposible no pensar en que Stamets tendrá una importancia mucho mayor a futuro y que incluso tal vez sirva como catalizador de un encuentro con otra dimensión, en general me gusta mucho el trabajo actoral de Anthony Rapp y es genial verlo tener un protagonismo más marcado en Discovery.

Y esto es precisamente algo que ocurre tanto en la serie original como en series subsecuentes, en que el enfoque de los personajes cambia de episodio a episodio, mostrándonos que todo el crew de la nave es importante a su manera y que todos tienen una historia que contar.

Historias como esta de viajes temporales no son nuevas en Star Trek, “Causa y Efecto” de TNG salta a mi memoria, pero como dije anteriormente lo importante de la historia es cómo reaccionan los personajes ante el escenario que se ha creado para ellos.

El camino de Michael Burnham a aceptar cada vez más su humanidad, es quizá lo mejor de Magic to Make the Sanest Man Go Mad, me pareció que todo el asunto con Mudd y su venganza hacia Lorca fue tal vez un poco demasiado, todos sabemos que tarde o temprano Mudd regresaría y sabíamos que su plan sería traicionar al Discovery para venderla a los Klingon o cambiarla por su libertad, pero darle a Mudd un aparato que le permite hacer saltos en el tiempo y verlo asesinando miembros de la tripulación una y otra vez, realmente me parece una versión demasiado oscura del Harry Mudd que conocíamos, aunque debo admitir que verlo matar varias veces a Lorca fue una secuencia muy entretenida, llegando incluso a usurparlo como capitán y sentándose en la silla con toda la tripulación a su disposición.

En general, Magic to Make the Sanest Man Go Mad, es un gran episodio por la progresión de los personajes, es la primera vez que la serie me interesó en el personaje de Tyler y fue muy divertido ver a Tilly conviviendo en una fiesta, otro momento en el que me fude ver reflejado en Michael Burnham es cuando se encuentra ahí de pie en la fiesta viendo a todos divertirse sin saber exactamente como interactuar o comportarse.

-Are you Mad?
-No, I’m Mudd.

Star Trek: Discovery – Magic to Make the Sanest Man Go Mad está disponible en Netflix.