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República Cinéfila | Lady Bird

En su primer filme como directora, la actriz Greta Gerwig revela su audaz voz cinematográfica con su debut como cineasta, ahondando tanto el humor como el dramatismo en el vínculo turbulento entre una madre y su hija adolescente. Christine “Lady Bird” McPherson (Saoirse Ronan) lucha para no ser como su madre (Laurie Metcalf), pero es exactamente igual de amorosa, profundamente obstinada, terca y fuerte que ella, una enfermera que trabaja incansablemente para mantener a flote a su familia después de que el padre perdiera su trabajo. Ambientada en la ciudad de Sacramento, California en el año de 2002, en medio de un paisaje económico estadounidense que cambia rápidamente, “Lady Bird” es una mirada a las relaciones que nos dan forma, a las creencias que nos definen y la belleza inigualable del lugar que llamamos hogar.
 
El sobrerreaccionar de la protagonista, se pasa la mayor parte de la película con el brazo escayolado porque se lo rompe después de tirarse del coche en marcha mientras su madre conduce. Christine, que rechaza su nombre y lo cambia por “Lady Bird”, está discutiendo con su mama sobre a qué universidad ir, después de haber hecho la gira preuniversitaria y haber visitado algunas de las candidatas. Han escuchado el audio libro de la clásica novela “Las Uvas de La Ira” y las dos se han emocionado con veintiún horas del gran escritor John Steinbeck. Las discrepancias empiezan muy pronto entre ellas sobre si poner música o seguir el largo viaje en silencio, sobre si ir a una universidad de la costa este o a una cerca de su casa, en Sacramento, mas sobre dónde cursar el último año del instituto, ya que su madre le da miedo la escuela pública.
 
En la escena mas memorable de “Lady Bird”, ella abre la puerta con tranquilidad y se tira sorpresivamente del coche, en una manera bien curiosa de terminar la discusión.
 
Lady Bird
 
Gerwig que nació en el año de 1983 y se crio en Sacramento, California como la escritora Joan Didion, de quien usa una cita para abrir la película: “Quien habla del hedonismo de California es que nunca ha pasado una Navidad en Sacramento”. Ese es uno de los problemas de Christine/”Lady Bird”, que se aburre en esa ciudad. Ella quiere estar donde está la cultura, en Nueva York, por eso quiere estudiar en alguna universidad de la costa este. Pero tiene varios elementos en contra, sobre todo el dinero. “Vivo en el lado equivocado de las vías del tren”, como ella misma bromea. Su madre es enfermera de psiquiatría, su padre se queda sin trabajo.
 
El hermano adoptado y la novia de este también viven con ellos y trabajan en un supermercado. “Lady Bird” tiene inquietudes y sueños, pero no es lo suficientemente buena alumna como para que la admitan en las universidades de prestigio. Eso se lo dicen hasta las monjas que dirigen el colegio en el que cursa su último año antes de ir a la universidad. Esta cinta nos habla en su fondo de ser adolescente, ya que su mejor amiga y ella hablan de cómo han descubierto el orgasmo. También roban obleas, sin consagrar, y se las comen entre horas. Van juntas a las pruebas para el musical de navidad y tienen las dos relaciones sexuales casuales.
 
Allí, “Lady Bird” se enamora del protagonista, que es pelirrojo, de familia conservadora y rica. Su amiga está prendada del profesor de matemáticas, que es cómicamente galán y ella es la mejor alumna. “Lady Bird” en cambio es un desastre en la materia de matemáticas. La adolescencia es una búsqueda de la identidad, y eso es lo que hace “Lady Bird” al tratar de saber quién quiere ser y dar los pasos adecuados que la acerquen a su objetivo. Así que se junta con otro grupo, finge que es rica, miente y deja de lado a su mejor amiga. Hace el amor por primera vez y se equivoca en algunas cosas, pero nada definitivo.
 
Unos amigos me decían que la película les había decepcionado, porque respondía demasiado al cliché y lugar común del cine indie de Hollywood, seguramente tienen razón. También tiene razón la excelente periodista mexicana Fernanda Solórzano en su crítica de la película, por su opinión sobre el encanto de “Lady Bird” que no está en el uso del lenguaje cinematográfico, pero para mí si lo tiene, ya que es emocionante en el retrato de la adolescencia y la construcción de la identidad y tiene sentido del humor, sexo torpe, drogas blandas y bailes de instituto. Pero según el discurso de Gerwig, su personaje principal ama pero no lo sabe y a pesar de ello, la película jamás se esmera en llevarla a confrontar esa contradicción.
 
En consecuencia, el personaje amatorio aparece como enemigo de todos y en particular de su madre, a la que le declara su amor una vez que sus mecanismos la han llevado a donde quería estar fuera de Sacramento. “Lady Bird” pretende mover nuestra empatía hacia una chica atorada e incapacitada para alcanzar sus sueños, al mostrarla como una bolsa de caprichos por los cuales llega a traicionar a prácticamente todos los que la rodean, rematando con una madre que busca hacerla entrar en razón para alcanzar esos mismos sueños por una vía menos sencilla, que es la de mudarse a sus costillas cerca de la ciudad de Nueva York, “donde vive el arte”, según ella.
 
Lady Bird
 
Mi 8.5 de calificación bien ganado a este filme que fue nominado a los pasados premios Oscar 2018, con brillantes diálogos en su guion como por ejemplo: “Nunca más voy a ser tu amiga, pero siempre voy a ser tu hija”, dice “Lady Bird” cuando se pelea con su madre, que parecen estar condenadas a no entenderse. Se ofenden por cosas absurdas y su relación está basada en una incomprensión mutua.
 
A la hija le molesta que la madre no le diga que el vestido le sienta bien, a la madre que use dos toallas para secarse después de la ducha, porque eso trastoca su calculado plan de intendencia doméstica. La llamativa dinámica entre la relación de las dos, con ese jugar al ratón y al gato, esa necesidad de borrar las huellas de la madre en ella, ese impulso de negar lo que hay de la madre en ella para luego reconocerlo y entregarse a ello, fue lo que personalmente más me gustó de la película.
 
También me gustaron la relación con su mejor amiga y el retrato de la amistad femenina, y la complicidad con el padre como su aliado en el plan para poder estudiar en la ciudad de Nueva York. Pero la cinta se sostiene muy bien en ese tira y afloja en el que, además, es fácil verse reconocido en el tema de los hijos con los padres en la bien retratada etapa adolescente caprichosa que creía que el mundo se ceñía a sus problemas y a sus necesidades. “Lady Bird” es una versión intelectualizada de “Clueless” (1996), aun con su falta de certeza y cierto pulso débil narrativo, son una clara muestra de lo que ocurre precisamente al intelectualizar lo que los géneros fílmicos del drama y la comedia adolescente han contado con herramientas mas simples y elementales en otras producciones. En su formidable buen debut como directora, Gerwig seguramente dará mucho de que hablar con sus próximas realizaciones fílmicas como cineasta que ya fuera nominada a la estatuilla del Oscar.
Lic.Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.

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