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República Cinéfila | Ana y Bruno

En el actual panorama del cine mexicano en tanta oferta de comedias románticas y juveniles que saturan en distribución las salas comerciales de los cines, al competente director mexicano Carlos Carrera también realizador de la taquillera “El Crimen del Padre Amaro” (2002) le tomo 10 años en concluir “Ana y Bruno”, su primer largometraje de animación y cuyo estreno en nuestro país se programó para el pasado viernes 31 de agosto.
 
El genero animado no es nuevo para Carrera, ya que en su momento fue el triunfador en el Festival Internacional de Cine de Cannes con su impactante cortometraje de dibujos animados “El Héroe” (1994), que es un territorio muy libre que domina para proyectar directamente su imaginación a las imágenes fílmicas. Esta es una entrañable historia de familia en la sinopsis oficial de su trama, trata de Ana, una niña de nueve años de edad, quien llega con su mamá a un lugar aislado en la playa con la finalidad de descansar y conocer el mar. Allí conoce a personajes fantásticos, extraños y divertidos, con quienes hace amistad. La pequeña, tras darse cuenta que habían sido internadas, decide escapar de la clínica psiquiátrica y emprende un viaje en busca de su padre, el filme está basado en la novela “Ana” del escritor Daniel Emil, quien también es el coguionista, con la adaptación de Flavio González Mello. Cuenta con las voces de los actores Damián Alcázar, Héctor Bonilla, Daniel Carrera Pasternac, Marina de Tavira, Galia Mayer, Silverio Palacios y Regina Orozco, entre otras estrellas de nuestro cine nacional.
 
Ana y Bruno
 
En esta llamativa y emotiva aventura en 3D, con las voces de los personajes infantiles hechas por niños de verdad, en este caso los infantes Galia Mayer y Daniel Carrera se entrelazan con la locura de criaturas como Bruno con la voz del actor Silverio Palacios y la maestría de veteranos histriones como Héctor Bonilla, Julieta Egurrola, Damián Alcázar, Regina Orozco, Norma Angélica, Mauricio Isaac, Carlos Cobos y Mariana de Tavira, quienes otorgan el punto exacto en su tono entre el drama, el humor y obviamente la diversión a este cuento de búsqueda que realizo muy bien Carrera. La animación no puede estar mejor hecha en esta cinta mexicana ya que encontramos un paisaje que resulta, por mucho que sea sorprendente, auténticamente nuestro, realmente nacional sin entrar en los clichés y lugares comunes; es decir, la producción de esta cinta animada cuidaron cada detalle para que esa esencia se reflejara en las nubes, en el suelo y en las paredes de los pueblos, en las carreteras que se recorren, en las formas de la gente y de las cosas, lo que otorga una identidad pocas veces vista en el cine mexicano, sobre todo en el género al que corresponde.
 
Siendo esta una invaluable y gran oportunidad de disfrutar una producción mexicana de animación con mucha calidad, en su forma en la que el entretenimiento no está peleado con el contenido en su fondo, ya que invita a la reflexión de temas profundos y deja al público con un gran emotivo sabor de boca. En esta llamativa y fantástica odisea, la niña es acompañada por unos personajes irreverentes y audaces que, a pesar de sus complejos y temores, tratan de ayudar a Ana a toda costa. Su presencia ayuda a mantener el ritmo de “Ana y Bruno” así como para para balancear bien los niveles de drama y comedia que construyen a la cinta. Este es un filme para aplaudir de pie luego de sofocar sonrisas y tal vez una que otra lagrima, como le sucedió al publico y críticos que la vieron en importantes festivales internacionales de cine. Es en verdad toda una bocanada de aire fresco como de una gran esperanza para el buen cine de animación en México y una de las películas animadas nacionales más humanas de los últimos años.
 
Ana y Bruno
 
Mi 9 de calificación para “Ana y Bruno” que destaca en el ámbito del largometraje animado mexicano en estos días en que se piensa que el cine comercial, en especial aquel destinado a un público infantil, debe evitar temas difíciles con la desgarradora historia de Ana (Galia Mayer), una niña que busca rescatar a su madre (Marina de Tavira) de un manicomio aterrador y de su malvado director (Héctor Bonilla) con la ayuda de Bruno (Silverio Palacios). Mientras que el personaje que lleva la voz de la mama va perdiendo poco a poco la noción de la realidad, su hija va adquiriendo una gran madurez y valentía que le motivarán a salvar a su familia. 
 
El estupendo cineasta mexicano Carlos Carrera asume un gran riesgo en este divertido, oscuro y melancólico largometraje animado, que está a la altura de lo mejor que se hace en el género demostrando que sigue teniendo la capacidad de dotar de un gran corazón a una historia sorprendente a todos sus personajes animados, sin importar su final; egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica ha sabido tocar los nervios de la audiencia con historias apasionantes y desgarradoras. La cinta en su forma no está del lado de aquellas películas animadas construidas con la tecnología más avanzada como las de Pixar o Dreamworks en Hollywood, pero sí se encuentra en su fondo junto a aquellas que son capaces de presentar una historia entrañable y a ratos dolorosa, pero sumamente humana, como en “La Vida de Calabacín” (2016); “Anomalisa” (2015), “Ernest & Célestine” (2012) y “Coraline” (2009), por mencionar algunos ejemplos recientes. Es ese corazón detrás de esta producción es lo que le permite tratar al público infantil con una madurez pocas veces vista y abordar variados temas como la muerte, el amor y la locura de una forma sutil, amable y muy respetuosa. Sin lugar a dudas una de las mejores cintas que hemos visto en este año 2018.
 
Ana y Bruno
 
Lic.Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.

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