República Cinéfila | Los Increíbles 2

Los Increíbles 2, otra joya fílmica más de la formidable compañía Disney/Pixar que nos brinda en la forma un producto sumamente entretenido para todo el publico, pero que a la vez nos llega en el fondo con una interesante propuesta que llega a trascender mas para un publico adulto. En la sinopsis oficial de la trama de esta película que comienza justo después del final de la primera parte, luego de tener un combate con el villano el subterráneo, la familia Parr se ve nuevamente obligada a vivir vidas ordinarias, mientras que Helen obtiene un nuevo trabajo para liderar una campaña a favor de los supers dejando a su esposo Bob con la difícil tarea de cuidar a sus tres hijos Violeta, Dash y Jack-Jack.

 

Sin embargo con la repentina aparición de un villano conocido como el rapta-pantallas, la familia deberá unir sus fuerzas nuevamente para salvar el mundo. El padre se enfrenta a la rebeldía de una hija adolescente, a las tareas incomprensibles de matemáticas de otro y a las travesuras de un bebé alborotado. Asumir su nueva vida no se le da del todo fácil a Bob Parr. Pensaba que él, en lugar de su esposa, sería el elegido para recuperar el apoyo popular hacia los superhéroes. El encuentro entre la familia Increíble y Subterráneo provoca que todos los súper sean nuevamente condenados a la oscuridad, a la ilegalidad.

 

Ello ya había sido visto en aquella primera parte, pero aquí Brad Bird como director y guionista encuentra la manera de darle todavía más vitaminas para convertir la tragedia familiar en una propuesta universal donde Los Increíbles ya no son una sola familia que representa a un grupo mayor de individuos. Al recoger esta nueva propuesta, la película primero hace gala de lo que se espera de ella y lo hace además de manera contundente y divertida con secuencias de acción de un gran calibre con la pelea entre Elastigirl y el nuevo villano en medio de pantallas de hipnosis estroboscópica; las persecuciones, la edición y montaje en paralelo de la secuencia de acción culminante; esa casa en las afueras de un San Francisco casi disfrazado. También utiliza la inversión de roles que deja el terreno limpio para que el padre de familia comprenda y aprecie el ejercicio de la corresponsabilidad en todos los niveles; la descripción simbólica y puntual de los miembros de una familia, cada uno poseedor de cualidades propias pero perteneciente a la comunidad que es la familia en sí con el pre adolescente impetuoso, la adolescente enredada en sí misma, el nuevo miembro, con una personalidad y gustos todavía por definir.

 

 

Para unir en unos pocos segundos una historia que en realidad está separada 14 años de su antecesora, su creador Brad Bird hace con músculo, poder y sentido el mostrarnos desde un ángulo diferente el final de la película anterior para propulsar la presente en donde aquí, la familia Increíble va detrás de un nuevo criminal que en la primera cinta parecía un epílogo simplemente divertido y sencillo mientras es observada por Violet su hija mayor, una adolescente a la que el mundo se le vendrá encima en muy poco tiempo.

 

En un giro brillante y hasta cierto punto audaz, el villano de pacotilla que en el remate de la maravillosa “Los Increíbles” (2004) se antojaba casi como un chiste local, es reenfocado aquí para desatar el conflicto central de la nueva historia que a su vez dará oportunidad a Bird para ahondar más en la anécdota y con los personajes del primer filme con el fin de dotar a su nueva narración de un discurso tan oportuno como importante. 

 

El buen mensaje que deja “Los Increíbles 2” es el de la liberación, y lo hace con una alegría constante y sin caer en excesos de sentimentalismo. Si bien se extraña la melancolía de “Monsters Inc.” (2001), la ternura de “Toy Story” (1995) y la gracia y emoción de la inigualable “Buscando a Nemo” (2004), el filme de Bird se presenta como el más extraño y arriesgado producto de Pixar/Disney. Extraño porque ubica un drama familiar en el contexto de un filme de aventuras animado, y arriesgado porque huye constantemente de la fórmula del gag efectista y del aprovechamiento del miserabilismo del héroe caído en desgracia, que le hubieran aportado mayor caudal humorístico aquí se opta por la exposición de la grandeza y el heroísmo como contrapartida de la mediocridad ambiente. Si bien es verdad que las secuencias de acción pueden terminar transformando la película en una más de acción, el ya clásico ingenio de la gente de Pixar para generar ideas novedosas alrededor de los mundos que crean siempre la salvan. Los Increíbles, por otra parte, mezcla referencias cruzadas al mejor cine de aventuras, de “Indiana Jones” y “Star Wars” hasta las películas de “James Bond”, pero sin utilizar la parodia de escenas. Se aprovecha de sus estructuras, sus formas y sus mecanismos. Los Increíbles, por esa intertextualidad que maneja con soltura, resulta en el fondo un filme adulto y no por eso destinado a los chistes de doble sentido.

 

 

Mi 9 de calificación a esta producción en donde para mi gusto iguala a la cinta original de 2004, con toda la familia, incluidos los niños, que salían a la calle a luchar contra los villanos con ese giro en la segunda parte, que se ha convertido en un interesante tema de conversación entre los padres de la vida real que, como el personaje de Bob Parr, cuidan de sus hijos mientras su esposa trabaja.

 

En blogs y páginas web dedicadas a la paternidad, aparecen artículos y comentarios alabando el filme por su intención de derrumbar estereotipos sobre el concepto de la familia tradicional. Pero hay otros que, en las mismas tribunas, dicen temer que el retrato de Bob Parr en el cine extienda una idea equivocada de que un hombre es incapaz de cuidar de sus hijos sin enloquecerse o lanzar gritos de socorro a su esposa. En varias escenas de la película, se ve a Bob Parr con ojeras y con la barba sin afeitar, exhausto, tras unos días cuidando a los niños solo y es que la película retrata muy bien a una pareja poderosa que, en medio de ganar la batalla a los villanos, logra tener un buen balance en su matrimonio. “Los Increíbles 2” nos dice que los hijos siempre son una larga lista de probabilidades que van desde la personalidad, pasando por el humor y llegando incluso a las preferencias políticas y sexuales. Dejando claro además que es así, no puede ni debe haber problema alguno con ello porque si lo hace es una cualidad más en el subtexto de la genial película que reclama tanto a los conservadores como a los liberales de pensamiento aceptar la existencia de los demás no importa quién de ellos dos lleve la dirección.

 

Esto llega, hay que decirlo, a través de un estupendo guión bien dotado de intrigas, que exige atención y apela a la inteligencia y el equilibrio de quien ve, que pide juicio y reenfoque, algo cada vez más difícil de encontrar en el cine hollywoodense de entretenimiento en lo que va de esta parte del siglo XXI.