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Hogar (Netflix, 2020) | República Cinéfila

Hay películas valiosas que a veces pasan un poco desapercibidas porque son inclasificables pero este no es el caso de esta cinta que construye con su personaje conflictuado y conflictivo, la clave de la incertidumbre que genera la película.
 
¿Qué serías capaz de hacer si, tras ser despedido del trabajo, pierdes todas tus posesiones? A partir de este dilema, “Hogar”, la nueva cinta de los hermanos cineastas españoles Álex y David Pastor que ya puedes ver en Netflix, que realizan un thriller psicológico de juegos mentales que lleva el subgénero de la home invasion hacia el terreno de la carga social. “Hogar” es la historia de un tipo normal corroído por la frustración y por la envidia. Con Javier Gutiérrez en el rol de protagonista como Javier, que es un directivo publicitario en el paro, el filme le sigue desde que tiene que abandonar su antigua casa, un lujoso apartamento en la zona alta en la ciudad de Barcelona, hasta que descubre que conserva un juego de llaves del que fue su hogar hasta que la crisis le expulsó, ahora ocupado por un matrimonio acomodado, interpretado por Mario Casas y Bruna Cusí.
 
“Hogar” es también la historia de un majestuoso piso, convertido en objeto de deseo y metáfora de las enfermizas dinámicas que mueven nuestra sociedad. El equipo artístico desgrana los elementos de esta perturbadora propuesta con la gran recesión como telón de fondo. En el papel del guion, la premisa podría sugerir una trama arquetípica que ha sido vista en muchos otros títulos del género sobre todo en el cine hollywoodense, como es el caso de las producciones filmicas de “Mujer Soltera Busca” (Barbet Schroeder, 1992) o “La Mano Que Mece La Cuna (Curtis Hanson, 1992) en el que una persona envidia fervientemente la vida de la otra. Sin embargo, este largometraje también sigue de cerca la línea establecida por la galardonada cinta coreana “Parásitos” (Bong Joon-ho, 2019) al abordar las emociones humanas en tiempos del capitalismo extremo donde las carencias materiales se tornan especialmente dolorosas, una característica exaltada por la profesión del personaje principal y que nos adentra a un mundo donde es preferible renunciar a los valores morales que a las pertenencias. Con sus altas y bajas, “Hogar” es una buena alternativa para aquellos que disfrutan del género y una película que no sólo vale la pena ver, sino analizar por su interesante fondo con sus mensajes para comprender mejor muchos de los problemas que aquejan a las sociedades actuales.
 
Hogar
 
“Hogar” es un thriller español que si bien tiene algunas fallas de verosimilitud, consigue convertirse en una cinta efectiva que vale la pena ver en Netflix. Dirigida por David y Alex Pastor, la historia gira en torno al personaje de Javier Muñoz que solía ser un ejecutivo publicitario de gran éxito pero, ahora que lleva un año en el paro, se ve obligado a mudarse a otro piso junto a su familia. Un día, descubre que aún tiene un juego de llevas de su antiguo apartamento y decide espiar a los nuevos inquilinos, ese publicista de mediana edad llamado Javier (Javier Gutiérrez), cuya economía familiar está en problemas ya que no puede conseguir trabajo. O más bien, nadie le da un empleo debido a su edad. A consecuencia de lo anterior, Javier y su familia deberán dejar su departamento para irse a vivir a un lugar más humilde, una herencia familiar; sin mencionar que deberán vender uno de los coches. Javier tiene a una amorosa esposa, Marga (Ruth Díaz), quien está dispuesta a trabajar de mesera con tal de sacar a flote la economía familiar. Ambos tienen un hijo que, si bien es muy inteligente, sufre de acoso escolar debido a su sobrepeso.
 
El protagonista de la historia se convirtió en un exitoso publicista debido a su trabajo para una marca de utensilios de cocina, cuyo slogan rezaba: “La vida que te mereces”. Por su puesto, en estos momentos, Javier está lejos de tener la vida que se merece. Nuestro “antihéroe” venido a menos se niega a dejar ir el pasado. La situación se agrava cuando descubre que tiene un juego de llaves de su antiguo departamento y no puede evitar darse una vuelta. Poco a poco, de manera indirecta, conocerá a los nuevos inquilinos: un ejecutivo exitoso llamado Tomás (Mario Casas), y a su mujer adinerada, Lara (Bruna Cusí). Después comenzará a acercarse a ellos. ¿Con qué fin? ¿Para qué? Eso será todo un misterio, pero en el fondo sabemos que detrás hay algo perverso. 
 
“Hogar” nos mantiene al filo del asiento la mayor parte del tiempo, mientras poco a poco los movimientos de Javier y su poder de manipulación van desatando nuestro horror. Lo anterior aunado a una atmósfera adecuada y a grandes actuaciones. Sin embargo hay algunos problemas con esta película, ya que conforme avanza la trama la verosimilitud pende de un hilo, y hay que hacer ciertas concesiones para continuar con la ficción. Pero sin embargo, funciona. Al final, “Hogar” resulta ser una muy buena cinta de género, y paga el tiempo que estuvimos esperando por la conclusión. Esta es una produccion cinematografica muy apta para vampiros maquiavélicos y cotidianos de las vidas de los otros. Para ello, la dupla escritora y realizadora integrada por Álex y David Pastor se apoyan de lleno en la complejidad psicológica para la construcción de sus personajes centrales. El primero es tan perturbador como fascinante gracias a la identificación generada a partir de sus continuos pesares, así como al estupendo trabajo del actor Javier Gutiérrez que carga con buena parte del proyecto sobre sus hombros al interpretar con enorme destreza a un sujeto cuyo sufrimiento le torna cínico e indiferente al dolor ajeno. Le acompaña Mario Casas en el papel de un hombre ansioso por mejorar en beneficio de los suyos, aun cuando estos parezcan incapaces de perdonar sus errores del pasado, una peculiar posición de víctima que se difumina como consecuencia de una serie de fallos meticulosamente sugeridos durante su introducción.
 
Hogar
 
Mi 9 de calificacion a esta produccion de Netflix, ya que escribir actualmente desde el confinamiento del pandémico mundo exterior dota al visionado, asimismo desde la aparente seguridad de las paredes de un piso perdido en la colmena de una gran ciudad de “Hogar” en una extraña atmósfera de inquietud. La misma que los hermanos Pastor llevan transmitiéndonos desde que decidieron aislar al ser humano y enfrentarlo al peor virus destructivo: él mismo.
 
El personaje de Javier Gutiérrez un actor ya más allá del bien y del mal es la pesadillesca y naturalista encarnación de las plagas que asolaban como “Infectados” (2009) y “Los Ultimos Días” (2013), sus anteriores cintas. Un agente nocivo y corrosivo que inocula progresiva e inexorablemente su indiscriminado odio y el genoma de la muerte en los demás. “Hogar” se gusta en su variación de terror de cámara urbano, conyugal y equívoco sexualmente una curiosa sensación que parece establecerse entre los dos antagonistas interpretados por Gutiérrez y Mario Casas de la seminal y abstracta en el filme “Teorema” (P. P. Pasolini, 1968), así como también del gran guiñol casero del que hacían gala los directores Jaume Balagueró y Alberto Marini en “Mientras Duermes” (2011). Suma a ello algo muy de los Pastor: la complejidad de sus criaturas, tan temibles como al pronto de un patetismo descolocador que nos obliga a vernos reflejados en ellas y nos aboca a la autodestrucción. Eso sucede con el publicista/quimérico inquilino tornado demiurgo del fracaso en cuya mirada muerta reconoceríamos a víctimas/verdugo como el D-Fens de “Un Día de Furia” (Joel Schumacher, 1993)
 
Esta construcción resulta en un buen thriller, pero que nunca alcanza su máximo potencial como consecuencia de una trama que, aunque no es completamente predecible gracias a sus múltiples variantes, su base resulta fácil de inferir desde los primeros minutos. A esto sumemos unos valores de producción tan exagerados que se tornan caricaturizados por momentos. Esta situación no se evidencia en la fotografía empleada para las residencias de ensueño que ironizan la idealización vista en las campañas publicitarias elaboradas por el personaje principal, sino en la modesta residencia donde se muda, con tonalidades verdosas y falta de iluminación que intentan sugerir la podredumbre interna de un modo tan extremo que terminan convirtiéndose en un distractor. Visto lo mejor en la inquietante confusión que envuelve a la doble pareja protagonista. Pero con lo peor en una conclusión algo precipitada. Muy buen filme de los hermanos Pastor que ya aterrizo en Netflix, y desgranamos los elementos de esta perturbadora “home invasion” con la gran recesión como telón de fondo.
 

Lic. Ernesto Lerma, titular de la sección y periodistica.

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