República Cinéfila | Tomb Raider
Las comparaciones con las dos versiones protagonizadas por la estrella Angelina Jolie en 2001 y 2003, y que en su momento apelaron al estilo visual de una Lara Croft que explotaba mucho su sexualidad son obvias, pero en este filme vemos a una Lara Croft que comienza su aventura mientras busca las pistas de un mapa sobre el paradero de una isla, todo ello mientras navegaba en el barco Endurance, con muchas escenas que están tomadas del producto que creó en el vídeo juego de 2013 y resulta impresionante verlas producidas y proyectadas en la pantalla grande, con un cuidado diseño de audio y fotografía, bien dirigidas por el cineasta europeo Roar Uthaug (“La Ultima Ola”). Esta película es claramente una historia de origen, donde se colocan las diferentes piezas para que las verdaderas aventuras de Lara Croft comiencen y lo hacen a unos 10 minutos que termine la cinta en el que Croft se enfrentará a una amenaza más palpable y más estructurada, pero todo ello sucederá en la lógica secuela.
El desempeño actoral de Vikander como la nueva Lara Croft que es una novata que va sobreviviendo a las diversas pruebas que se le presentan, resulta creíble y cumplidora, pero a la actriz no le dieron mucho lugar hacia dónde desenvolverse debido a lo limitado del guion en términos de dimensión del personaje. Y es que conforme avanza la historia, la película se vuelve demasiado similar a algunos filmes basados en otros vídeo juegos de aventuras, por lo que no tenemos que esperar nada innovador ni profundamente desarrollado, simplemente es el lógico vehículo para la entrega de unas llamativas secuencias de acción complejas y vistosas, pero con el elemento indispensable de Tomb Raider que son los constantes acertijos a los que se enfrenta Lara Croft y que aquí los únicos que parecen comprender la respuesta de los acertijos son los propios personajes, con lo mejor que fue ver a una Vikander valiente y poderosa con la sugerente paradoja sobre la que se alza y con lo peor que nos brindo una ejecución algo rutinaria y tosca.
Esta versión se alza sobre una contradicción muy interesante. Por un lado, sus responsables buscan a través de la protagonista la complicidad de una joven y nueva generación de espectadores. De ahí una Lara Croft muy distinta de su antecesora ya que es más urbana, más real, más natural y vulnerable y de manera importante, menos sexualizada de la que interpreto Angelina Jolie, Vikander lleva sudadera, se despeina la coleta, usa flechas, no cree en leyendas, reparte comida en bicicleta y solo quiere saber qué pasó de su padre. “Tomb Raider” es algo así como la primera aventura de una millennial en un parque de atracciones. Pero, por otro lado, y ahí es donde está esa contradicción es tan sugerente, es que en cierta forma es una película alejada de los códigos del cine de entretenimiento contemporáneo en Hollywood. Este es el adiós a la heroína sexualizada con aspiraciones a Indiana Jones de Angelina Jolie que nos hace salivar durante los primeros minutos del filme.
También convence Vikander, humanizando a Croft como nunca lo supo hacer Jolie, la toma en la que llora desconsoladamente porque tiene que matar es infinitamente mejor que cualquier escena de acción. Una pena que ni el guion ni los secundarios todos hombres, como un empoderamiento femenino la acompañen en los villanos mediocres, con un Dominic West como un intento un sobreviviente de la formidable película “Náufrago” (2000), una Kristin Scott Thomas desaprovechada, violencia a menudo gratuita, con las trampas con troncos de siempre.
Mi 8 de calificación bien otorgado para esta producción fílmica que sin aportar nada nuevo, nos da a una aguerrida Alicia Vikander como el reciente personaje de Lara Croft que siendo novata en esta película va sobreviviendo a las diversas pruebas que se le presentan, Vikander es la mejor Lara Croft que has visto en el cine, pero es una heroína de acción a medio camino en la era de “Atómica” (2017), “Operacion: Red Sparrow” (2018) y obviamente de “Wonder Woman” (2017). Con el resto del elenco que cumple sin explorar más allá su psicología y de un caricaturesco villano, que interpretado por el actor Walton Goggins, no está a la altura de la historia dejando incluso dudas sobre lo que realmente lo motiva.
Por inesperada y, sí, arriesgada, esa ruptura con el blockbuster actual para, paradójicamente, buscar la empatía de una nueva generación de espectadores es lo mejor de esta “Tomb Raider”. Eso y una magnífica Alicia Vikander, que rediseña a Lara Croft desde la sutileza pero un buen concepto estimulante no hace automáticamente muy grande una película. Y “Tomb Raider”, pese a su agradable aroma añejo al clásico cine de aventuras y su importante apuesta por una heroína de nuestro tiempo, es a veces rutinaria y tosca en su ejecución.
Ni el espectáculo, ni el misterio, ni la sorpresa, trascienden en esta básica trama cinematográfica; su diseño de producción, sets y decorados así como las pruebas por las que pasa nuestra heroína tienen poca inventiva, y siendo bien sincero como objetivo no hay una sola escena de acción realmente memorable. Pero esta es una película de aventuras clásica, sin pretensiones y bastante artesanal, porque no hay en ella el ruido, el colapso digital y la a menudo ridícula busca de la trascendencia. Es como si sus responsables hubieran hecho la prueba de viajar al pasado para reconciliarse con el presente, pero al menos en esta primer entrega es mas que correcta y que con un final abierto para una segunda y hasta tercera parte, tiene que superar esta primera aventura. “Tomb Raider” es una adaptación digna en una época en la que el cine no consigue dar con la fórmula para llevar vídeo juegos a la gran pantalla.
Lic.Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.