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República Cinéfila | El Justiciero 2

En su momento “El Justiciero” (“The Equalizer” 2014) fue una de esas películas que casi todo el mundo olvidó después de verla, pero que vio tanta gente que ya estaba justificada una secuela por su estupenda taquilla mundial. Entre los filmes de “Venganza” y “John Wick”, lo mejor de la primera parte era ver al gran actor Denzel Washington y las escenas ultraviolentas de acción rodadas por el competente cineasta afroamericano Antonie Fuqua, nada especialmente nuevo, pero lo bastante entretenidas como para justificar una fórmula que repiten en esta segunda parte y en la que la acción no alarga excesivamente el metraje, pero le aporta más información e interés.
 
En la sinopsis de la trama en esta segunda parte de la historia, si tienes un problema y no sabes a quién acudir, Robert McCall (Denzel Washington) es tu hombre. Él es “The Equalizer” ya que McCall asegura una justicia inquebrantable para los apaleados, explotados y oprimidos, pero cuando su peligroso pasado llama a la puerta, necesitará de todas sus habilidades para ajustar las cuentas. Esta vez deberá enfrentarse cara a cara con asesinos altamente entrenados que no pararán hasta acabar con él. Washington retoma uno de sus personajes más característicos en la primera secuela de su interesante carrera cinematográfica.
 

Desde el trabajo perfecto para un vigilante como él como conductor de Lyft, como un Cabify a una explicación más extensa de su pasado. De hecho, ahí está la clave de esta nueva historia con buenos actores de reparto como Melissa Leo, Pascal que, al menos, acompañan en carisma a Washington que sigue siendo un creíble justiciero intelectual y aunque nunca ha protagonizado un filme de superhéroes, este podría ser lo más cercano que ha estado nunca de ese género, más si tenemos en cuenta su faceta como justiciero urbano al margen de la ley que imprime su propio código ético dentro de un paisaje de violencia y corrupción moral. Es la primera secuela de su carrera, firmada por su habitual Fuqua, que cumple, una vez más, a la hora de demostrar su virtuosismo planifcando excelentes secuencias de acción, como ese antológico clímax final huracanado que parece extraído de una película bélica. Aquí McCall tiene el caso principal que se desarrolla a lo largo de la película y a la vez con pequeños accidentes que resuelve en cuestión de minutos, tal cual como lo hace para cronometrar su reloj y golpear a los malos. Son quizás estas escenas que nos llevan desde la ciudad de Estambul a Washington y a Boston de ahí hasta a Bruselas, Bélgica y de regreso, las que van entorpeciendo la fluidez del caso principal, uno muy personal para nuestro justiciero, pues lo que queremos como audiencia es que ya encuentre su personal venganza.

El Justiciero 2
 
Un competente director como Antoine Fuqua en 2001 que dirigió a Denzel Washington en la excelente cinta de “Día de Entrenamiento”, por la que el actor ganó un merecido premio Oscar de la Academia a Mejor Actor Secundario. En “The Equalizer” (2014) sigue la fórmula pero esta vez, se trata de un exagente de la CIA que consuma una venganza. Y observé en esta segunda entrega en la sala de cine cómo la audiencia reaccionaba a cada gesto de Washington con los alientos contenidos, suspiros de alivio, llegando a los aplausos espontáneos demostrando tal control de la atención de su público. Ese es el atributo que distingue a una estrella de cine del actor de moda o la celebridad.
 
Es cierto. Más allá de que el héroe de acción es el rey de las preferencias del público, lo que aquí relucía era que Washington podía hacer que incluso ese personaje pareciera relevante. Esto me recuerda a un apunte de la crítica de cine Pauline Kael en su defensa del cine basura y palomero, de que no importa si una película es estúpida y vacía, a veces basta un gesto subversivo o un diálogo en el tono preciso para que en el mundo del espectador adquiera sentido. En este caso no negando la función simbólica además de económica por supuesto que cumple el actor. Su influjo forma parte del misticismo del cine, desde los primeros años de su historia.
 
Resistirse a su seducción es poner trabas al ritual. Esta producción fílmica es mucho más que un vehículo en el cine de acción y aventura para el lucimiento de un gran actor del nivel de Washington. De alguna forma en su fondo, la película refleja muchas de sus obsesiones como intérprete. Por una parte en la forma, se luce en las coreografías más hiperviolentas de toda su carrera. Por otra, tiene la oportunidad de configurar un personaje lleno de luces y sombras que contiene una profunda carga reflexiva en torno a la descomposición de la sociedad y a la necesidad de aleccionar a las nuevas generaciones para que mantengan su integridad y no se dejen arrastrar por el lado corrupto y oscuro del sistema.
 
Que en este filme se cite a Ta-Neishi Coates y “Entre El Mundo y Yo”, un libro en el que un padre escribe a su hijo para hablarle del mundo en el que vivimos, terrible y hermoso, es toda una declaración de intenciones de lo que quiere Washington transmitirnos a través de un filme que se erige como representación de esa pulsión constante entre el mal y el bien, también entre la pureza y la perversión. Con lo mejor que hemos visto en su papel de un Washington totémico y omnipotente con su carácter discursivo y un mensaje conservador. Washington se luce como todo un héroe de acción que aunque es algo que ya habíamos visto en otras películas como “El Libro de Los Secretos” (2010) o “Armados y Peligrosos” (2013), en “El Justiciero” (2014) él entraba al terreno de la historia del hombre solitario que enfrenta a un sinfín de enemigos.
 
Keanu Reeves lo hizo lo mismo con “John Wick” (2015) y es una figura que Liam Neeson ya domina sobre todo con la trilogía de las películas “Búsqueda Implacable” (2008/2012/2015). “El Justiciero 2” es la primera secuela oficial y formal en la extensa carrera artística de Washington y, viniendo de uno de los actores más famosos, taquilleros y constantes de Hollywood, eso no es poca cosa. Esta ya es la cuarta colaboración entre Washington y el realizador Fuqua que en esta ocasión se trata de una historia sencilla, sin que eso signifique que es simple o básica. Habría que recordar que la película está basada en la serie de televisión de culto en la década de los años 80 del mismo nombre que por cierto, mencionan en la magnifica cinta de “El Lobo de Wall Street” (2013) de un maestro del cine como lo es Martin Scorsese.
 
El Justiciero 2
 
Mi 8.5 de calificación a “El Justiciero 2” con una muy buena película y trama así como sus personajes, que son cada vez menos frecuentes en el actual cine hollywoodense, con una industria que apela mucho más al gran blockbuster y a las amenazas que destruirán al mundo y el universo. Sin embargo, esta secuela demuestra que hay otro tipo de historias que pertenecen a un cine más íntimo pero no por ello menos emocionante, uno que es bien entretenido y que no pretende descubrir el hilo negro ni mostrar la más original de las historias. Lo que pretende es mostrar a héroes anónimos que buscan arreglar nuestros problemas. Y es que esas también son amenazas, y si hubiera más gente como el personaje de Robert McCall, podría ser un mundo mejor.
 
Este es un formidable thriller de acción de los que cada vez hay menos en Hollywood, uno que se sostiene por un gran actor de renombre que no deja de ser increíble la naturalidad que tiene Denzel Washington en pantalla en su papel de Robert McCall, ex comandante de operaciones encubierto, que se mantiene repartiendo justicia inquebrantable a favor de los explotados y oprimidos. Incluso desde la primera entrega de “El Justiciero”, él ya parecía llevar años interpretando al personaje. Para estas alturas, en ésta secuela, es claro que el histrión ya conoce a la perfección la psicología de su personaje.
 
En esta nueva aventura se desarrolla un poco más el por qué se retiró McCall del servicio, así como los demonios con los que debe lidiar e incluso se insinúa por qué es un justiciero anónimo con cada persona que cree necesita ayuda. Bien acompañado por un sólido elenco que hace un trabajo sólido con Melissa Leo como su amiga la agente Susan Plummer, y que tiene un gran momento de pelea en la gran pantalla; Ashton Sanders, como su vecino a quien McCall deberá llevar por el buen camino; Pedro Pascal quien acompaña en el primer acto a Leo para después tener su propia historia, pero tenemos a un medianamente aprovechado Bill Pullman quien en la película pasada tampoco tenía un gran peso, en esta ocasión bien pudo ni siquiera haber estado entre estas pequeñas historias, pero que al final sale adelante como la cinta de acción que prometió ser que es muy cumplidora en su forma y fondo. A inicios de la cinta hay una secuencia que nos deja en claro la forma en la que él ve el mundo. En ésta, unos vándalos pintan con graffiti la fachada del edificio donde vive y su joven vecino le dice que alguien más debería pintar, que no es su deber hacerlo. “¿Como quién?”, responde McCall. “Supongo que cualquiera podría hacerlo, pero nadie lo hará”. Así que el se encargara, siendo esta una mas que digna segunda parte que vale mucho la pena por lo que en cierta manera aporta al popular genero del cine de acción de Hollywood.
 
El Justiciero 2
 
Lic.Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.

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