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República Cinéfila | Proyecto Géminis

¿Propone algo novedoso “Proyecto Géminis”? La verdad no en el fondo solo en la forma, ya que es un innovador thriller de acción protagonizado por Will Smith como Henry Brogan, un asesino por encargo que comienza a ser perseguido por un hombre más joven que él y que parece predecir cada uno de sus movimientos.
 
La película también cuenta con las actuaciones de Mary Elizabeth Winstead, Clive Owen y Benedict Wong, bajo la dirección del ganador al premio Oscar, Ang Lee y la producción de los reconocidos Jerry Bruckheimer, David Ellison, Dana Goldberg y Don Granger. En la sinopsis de la trama oficial, un asesino a sueldo (Will Smith), demasiado mayor, decide retirarse. Pero esto no le va a resultar tan fácil, pues tendrá que enfrentarse a un clon suyo, mucho más joven. Esta historia no es una de las que pueden contarse con la cinematografía que hoy conocemos.
 
Pero gracias a la increíble y nueva tecnología digital, podemos ver juntos, en la misma pantalla, una versión joven y otra mayor de Smith, y además experimentar esta historia de una forma profundamente inmersiva. Es una fortuna para Lee que fue capaz de experimentar y probar los límites que la nueva cinematografía digital ofrece. Además, el de poder trabajar con dos Will Smiths: uno bellamente sofisticado y el otro absolutamente honesto. Cuando los dos aparecen juntos, es algo verdaderamente mágico. Más allá de eso, el inmenso esfuerzo y las habilidades técnicas del equipo para crear una nueva estética, en medio del diseño cinematográfico, el del departamento de arte, de efectos visuales y el equipo técnico, fue inspirador y reconfortante. Esta cinta es por completo una nueva experiencia cinematográfica para la audiencia de todo el mundo, impactante en su prestidigitación visual, pero muy elemental en su contenido, porque la idea de ser sustituido por algo o alguien es muy inquietante, pero serlo por una nueva versión de uno mismo, resulta bastante aterrador; el cine ha explorado ya todas estas posibilidades.
 
Proyecto Géminis
 
Cualquier medio de comunicación y expresión se define por sus limitaciones, en el fascinante mundo del cine tanto como el que más. La ausencia de sonido, de color, el grano y el enfoque de la imagen analógica, las inconveniencias derivadas del formato, han hecho más para moldear la evolución del séptimo arte que cualquier exabrupto teórico. Es curioso, por tanto, que el experimento de un gran cineasta como Ang Lee en su último filme, “Proyecto Géminis” resulte tan poco estimulante debido al empeño del director por entregar un producto visualmente lujoso.
 
Las imágenes de esta película, rodadas a 64 fotogramas por segundo, lucen con una definición casi obscena, apoyada en el obvio uso del 3D. Algo que vuelve tan evidente como fallido el afán de Lee por dotar la película de eso tan vago que llamamos “atmósfera”, porque el realizador asiático se esfuerza hasta lo indecible para sacarle partido a la profundidad de campo, a la iluminación, al uso del color y a otros puntos supuestamente débiles del formato en tres dimensiones. Y el producto de ese sin vivir ofrece un aspecto tan afinado, tan pulido, que acaba recordando más a un telefilme de sobremesa que a un alarde técnico. Lo más triste es que ese patinazo visual ofendería menos si el guión de “Proyecto Géminis” resultara interesante. Pero resulta que ese relumbrón digital está al servicio de un thriller de fantasía muy normal cuyas ínfulas de trascendencia centradas en la lucha de Will Smith contra su álter ego clónico resultan aún más ramplonas que sus encuadres. Algo que llega al extremo en la versión doblada al castellano ya que oyendo las voces en nuestro idioma uno cree estar presenciando un duelo, no entre un hombre y su juventud perdida, sino entre un invitado habitual de “El Hormiguero” y el protagonista de la serie televisiva “El príncipe de Bel-Air”.
 
Tres dimensiones y dos Will Smith para un thriller sin adrenalina. Como uno de los grandes artesanos del cine de Hollywood que es en la actualidad, Lee siempre se ha puesto al servicio de sus proyectos adaptándose a sus circunstancias e introduciendo en ellos su sensibilidad y su eficacia formal. El taiwanés comenzó especializándose en películas familiares centradas en el choque cultural en las que se convirtió en un estupendo retratista de los conflictos íntimos. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha convertido en uno de los mayores exploradores de las nuevas tecnologías al servicio de la imagen. Comenzó a coquetear con los efectos especiales en la cinta de “El Tigre y El Dragón” (2000), aportando poesía visual a las artes marciales. En “Hulk” (2003) fue uno de los primeros en experimentar con el formato del motion capture, continuó con “La Vida de Pi” (2012), en la que compuso todo un universo digital y desarrolló el 3D expansivo y en “Billy Lynn” fue de nuevo pionero a la hora de rodar la película a 120 frames. Ahora vuelve a lucirse en el apartado técnico en “Proyecto Géminis”, en la que demuestra su versatilidad a la hora de introducirse en el cine de entretenimiento componiendo una cinta de acción que basa su principal impacto en la creación digital de una réplica de Will Smith en su juventud para enfrentarla al actor en su edad madura.
 
Proyecto Géminis
 
Mi 8 de calificación a “Proyecto Géminis” en el que un envejecido agente de la Agencia de Seguridad Nacional trata de retirarse y se convierte en el objetivo de un asesinato. Luego descubre que el asesino que lo busca es una versión clonada y más joven de sí mismo, porque se trata de un producción fílmica nacida en la década de los años noventa que ha tenido que esperar para materializarse, y quizás por esa razón, el director Ang Lee se empapa de las tendencias que regían la acción en ese momento, con esas dosis de locura visual, con su buen disparate narrativo y ese sentido del espectáculo hipertrofiado. Para bien o para mal, es una película de marcado acento noventero ya que tuvo su primer hogar en Disney Studios  en 1997 como un proyecto de Darren Lemke, con Murphy produciendo y Tony Scott dirigiendo. En el 2009, el fallecido cineasta Curtis Hanson estuvo comprometido para dirigir a partir de un guión de David Benioff, es en esta cinta en la que se aprecian influencias del heroic bloodshed de un gran director de cine de acción como John Woo y de películas como su ya mítica “Contracara” (1997).
 
En este filme se reflexiona alrededor de uno de los temas que formaban parte de “Billy Lynn”, el de las heridas y los traumas que genera apretar el gatillo y convertirse en un asesino, aunque esa muerte se encuentre legitimada por las circunstancias. Podríamos también considerarla como un sucedáneo de la saga “Bourne”, con ese personaje interpretado por Will Smith perseguido por su propio Gobierno y viajando de un país a otro para demostrar su inocencia y por último está el tema de los espejos, de la identidad a través del Doppelgänger, de la extrañeza que genera la clonación y los límites morales que supone. Lo mejor fue el ver a las dos caras de Will Smith, pero con lo peor que sea la película menos redonda de Lee. Actualmente estamos viviendo el rejuvenecimiento digital en el cine con la eterna juventud.
 
Reseña Proyecto Géminis
 
Lic. Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.

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