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Vértigo (Fall 2022) | República Cinéfila

Vértigo (Fall) 2022. Esta película exige por parte del espectador la suspensión de la credulidad, y a cambio solo ofrece algunas buenas secuencias de acción a varios metros de altura en una producción fílmica hollywoodense de supervivencia escalofriante, pero muy poco creativa, porque en la trama de esta película de drama y supervivencia, una joven sufre una gran pérdida cuando su esposo se cae de un risco mientras los dos se encontraban escalando junto a su mejor amiga.

Meses más tarde, Becky es visitada por Hunter, quien intenta ayudarla a salir del pozo mental depresivo en el que ha estado desde entonces, para enfrentar un nuevo desafío físico: escalar la torre B67, de más de 600 metros de altura. Esa es, dice Hunter, la única manera de que Becky supere el trauma generado por la muerte de Dan. Hay, desde el vamos, algunos problemas elementales en el desarrollo de la historia que se nos propone. El primero, menos relevante, es la caracterización más bien pobre de las dos protagonistas, que no son mucho más que una pequeña sumatoria de fórmulas seguidas a rajatabla.

Sin embargo, que sea redundante, no significa que la película no se tome algo de tiempo para establecer algún tipo de crecimiento, un arco para la protagonista; el segundo, más incómodo para el espectador, es lo laxo que llega a ser el verosímil con total de justificar las secuencias de acción; dicho de otro modo, el nivel de paciencia que se le exige al espectador para aceptar ciertos escenarios es bastante alto. Finalmente, no deja de ser curioso el modo en el que Vértigo plantea esa actualización que tanto vemos en este cine de supervivencia de los tópicos literarios clásicos del carpe diem (“aprovecha el día”: invitación al goce de la juventud, antes de la llegada de la vejez), o el dum vivimus vivamus (“mientras vivimos, vivamos”: la conciencia de la vida humana como algo efímero), o el fugit irreparabile tempus (“tiempo insustituible”: el tiempo pasado no puede recuperarse).

De estos tres pilares bebe gran parte de este género que muchas veces se cruza con el de acción y muchas otras con el de terror. En general, un buen número de estos largometrajes suelen llevar su despliegue temático un poco más allá de la mera repetición de algunas este esquema básico y lo utilizan como una excusa para el mero despliegue de algún tipo de show o puesta en escena. En este último grupo entra Vértigo, que no hace más que reproducir, en boca de Hunter, las frases que ya se imaginarán acerca de que solo se vive una vez, en este caso puestas en función de justificar la pulsión un poco suicida de subirse a una torre de 600 metros en mal estado.

Pero lo interesante es cómo la película trata este tópico devenido en ideología: la amiga de la protagonista expresa estas ideas sin mayor preocupación, en una suerte de desafío insensato al destino, o mostrando una hybris despreocupada, una actitud soberbia y hasta ignorante ante el acecho de la muerte. Becky, quien ha aprendido de primera mano la gravedad del peligro que conlleva escalar, parece sin embargo ser arrastrada un poco por la presión de su amiga.

El sentido común nos diría que la actitud de Hunter debe ser castigada, y que Becky, por dejarse llevar, debería sufrir un destino similar. Sin embargo, hacia la mitad del largometraje, la historia comienza a agregar algunos pequeños condimentos que parecen complejizar un poco las cosas, pero que al final, llevan a una resolución algo contradictoria. Más allá de eso, que es tal vez lo menos importante en una película sobre dos jóvenes mujeres atrapadas en una torre altísima, Vértigo logra, una vez aceptados sus torpes argumentos, desarrollar algunas secuencias bastante atractivas y con una buena cuota de tensión. Si podemos ignorar las objeciones anteriores, así como la utilización, en cierto momento de la trama, de un truco narrativo especialmente mediocre y mezquino, la película del cineasta norteamericano Scott Mann logra generarnos algo de emoción y adrenalina, que en la forma lo logra de manera acertada, pero en su fondo con una trama bastante increíble ni realista.

Vértigo Fall

Mi 7.5 de calificación a otra “película de pandemia global por el covid” por los pocos actores, con una sola locación y con una historia minimalista que siguiendo la línea de las cintas de supervivencia protagonizadas en el cine de Hollywood por mujeres en filmes como Miedo Profundo (2016), El Descenso (2005), Terror a 47 Metros (2018), la película del director Scott Mann (Bus 657: El Golpe del Siglo), plantea una premisa casi imposible de resistir con dos jóvenes mujeres (Grace Caroline Currey y Virginia Gardner) que deciden escalar una antena de televisión de más de 600 metros de altura y quedan atrapadas justo en la cima, cuando la escalera se desprende de forma inesperada.

Es una lástima que la esplendida fotografía de MacGregor (Vivarium) se estropee con un trabajo algo mediocre de edición y montaje, con unas actuaciones muy poco convincentes por parte de sus protagonistas y con una serie de clichés y lugares comunes como el recurso innecesario de incorporar una serie de secuencias que tan solo están en la mente de uno de los implicados.

Eso no quiere decir que Vértigo carezca en momentos de gran emoción y lógicamente de suspenso y tensión. La producción cinematográfica fue filmada en el desierto de Mojave, la cinta logra empapar nuestros cerebros con adrenalina cuando los personajes en las amigas de Becky y Shiloh comienzan su escalada, la cual tiene como principal objetivo esparcir las cenizas del esposo de Becky, quien muere en un lamentable accidente de alpinismo en la secuencia inicial de la cinta. La segunda intención, consiste en grabar el evento por medio de un teléfono celular, ya que Shiloh es una estrella de la internet con un recurso recurrente en las películas de horror, suspenso y terror de los últimos diez años. Como si fuera poco, Jeffrey Dean Morgan (The Walking Dead) hace una insulsa aparición como el padre de Becky, preocupado por su depresión y su mala actitud frente a la vida. Además, Shiloh le confiesa a Becky un secreto robado descaradamente de El descenso.

Si Vértigo se hubiera ahorrado el primer acto soporífero y exasperante, así como las molestas escenas en falso, para ir al punto y quedarse con lo realmente importante (la escalada y la lucha por la supervivencia), las cosas hubieran sido tremendamente efectivas. Sin embargo, Mann prefirió no hacerle caso a las enseñanzas de Danny Boyle y de su obra maestra 127 Horas (2010), para recurrir a un sinnúmero de clichés y a un exceso de metraje. Aun así, el guion de esta película está bastante coherente en cómo se desarrolla la trama y su resolución, con este par de jóvenes mujeres bellas y temerarias en una aventura visualmente muy llamativa, pero con una historia muy inverosímil.

Lic. Ernesto lerma, titular de la sección y columna periodística.

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