En el vasto escenario cósmico, ocasionalmente nuestro sistema solar recibe la visita de objetos provenientes del espacio interestelar. Uno de los más recientes y fascinantes es el 3I/ATLAS, un cometa que ha capturado la atención de la comunidad científica y del público por igual. Pero para entender la historia completa, es interesante también recordar a otro cuerpo celeste con un nombre similar que generó gran expectación: el cometa C/2019 Y4 (ATLAS).
El visitante de más allá de nuestro sistema solar: 3I/ATLAS
Descubierto el 1 de julio de 2025, el cometa 3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar que se ha detectado atravesando nuestro vecindario cósmico. Su nombre sigue la nomenclatura astronómica: el «3I» indica que es el tercer objeto interestelar («I») descubierto, y «ATLAS» corresponde al sistema de telescopios que lo detectó por primera vez, el Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System, financiado por la NASA.
Datos clave de 3I/ATLAS:
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Origen: Proviene del espacio interestelar, es decir, de fuera de nuestro sistema solar. Esto se determina por su trayectoria hiperbólica, una órbita abierta que no lo mantiene girando alrededor de nuestro Sol.
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Descubrimiento: Fue observado por primera vez por el telescopio ATLAS en Río Hurtado, Chile.
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¿Es un peligro? La NASA ha confirmado que el 3I/ATLAS no representa ninguna amenaza para la Tierra. Su punto más cercano a nuestro planeta será de aproximadamente 270 millones de kilómetros.
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Composición y tamaño: Las observaciones, en las que participan telescopios como el Hubble y el James Webb, sugieren que su núcleo mide entre 0.6 y 5.6 kilómetros de diámetro. Se ha detectado la presencia de dióxido de carbono en su coma, lo que indica que libera gas y polvo al calentarse por la proximidad al Sol.
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Observación: Se espera que sea visible con telescopios terrestres hasta septiembre de 2025, antes de que su cercanía al Sol impida su observación. Reaparecerá a principios de diciembre de 2025, ofreciendo una nueva ventana para su estudio.
El recuerdo del «cometa del año» que no fue: C/2019 Y4 (ATLAS)
Antes de la llegada del 3I/ATLAS, otro cometa con el mismo nombre acaparó titulares en 2020. Descubierto a finales de 2019, el cometa C/2019 Y4 (ATLAS) generó una enorme expectación. Los astrónomos predijeron que podría llegar a ser visible a simple vista, convirtiéndose en un espectáculo celestial.
Sin embargo, a medida que se acercaba al Sol, el cometa comenzó a perder brillo de forma abrupta. Lo que sucedió fue un fenómeno tan fascinante como decepcionante para los observadores casuales: su núcleo helado se fragmentó. El Telescopio Espacial Hubble logró capturar imágenes impresionantes de su desintegración, mostrando cómo el cometa se rompía en docenas de pedazos, algunos del tamaño de una casa.
Este evento, aunque frustró las esperanzas de ver un gran cometa a simple vista, proporcionó a los científicos de la NASA y de todo el mundo datos valiosísimos sobre la naturaleza frágil de estos cuerpos celestes y los procesos que llevan a su desintegración.
La coincidencia en el nombre «ATLAS» se debe a que ambos cuerpos fueron descubiertos por el mismo sistema de sondeo, un proyecto diseñado para detectar asteroides y cometas que se aproximan a la Tierra. Mientras uno nos recuerda la naturaleza efímera y a veces impredecible de los cometas de nuestro propio sistema, el otro nos abre una ventana a los misterios que yacen en el vasto océano interestelar.