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Un Escotillón en el Proscenio – El Guión y su Ritmo

El Teatro ofrece historias cotidianas o asombrosas, su elemento principal es el guión y su ritmo, y cuando nos damos la oportunidad de medir el ritmo de una obra teatral es cuando valoramos el estilo narrativo, la prosa en algunos casos.

Con el guión nos entusiasmamos al apreciar la entonación de los enunciados o estrofas, disfrutamos el colorido que ofrece el actor con su expresión fónica y su proyección gestual en la escena, por eso es importante darse la oportunidad de leer el guión, por que la historia y el ritmo de la obra es para interpretarla individualmente, y así transmitirla a los demás, ya saben, vivir la comunión ante la cosmogonía tribal 😉

Los elementos del guión teatral se vuelven aderezos sin cohesión a falta de un buen ritmo, como en algunas especialidades, todo se fundamenta en lo natural, en lo orgánico, es la emulación de tiempo, espacio y vida, todo creado y dirigido por el humano.

Un buen guión debe activar el ritmo cardíaco, para cambiar el respirar, sólo así habrá reacción muscular, un cambio de posición de pierna, un leve gesto de reflexión en el rostro, o de su propia proyección. (Marcos Cruz “Patxo”) 

El ritmo debe contener un vaivén bien establecido, por lo menos para que al instante se pueda apreciar el tipo de género que estamos admirando, los elementos o aderezos deben tener su propio peso, ¿complicado? Yo creo que no, la acción teatral se fundamenta en reconocer los colores de cada personaje en su primer acto, sin ser doctos de el Eros-Thanatos, es apreciar los matices que cada actor representa en la escena, el tono de voz como la postura corporal se debe homogeneizar con sus diálogos de manera natural, las circunstancia que van surgiendo en la historia bordará los nudos de las mesetas de cada acto, también se les conoce como subida y bajada de la acción, el tipo de nudo dará el estilo y ritmo, o dicho de otra forma las frases, acciones y reacciones que proyecten, deben de relatarnos de manera rápida la historia y problemática en la que se enfrentan los personajes, así podremos sorprendernos o indagar por sus comportamientos para librar sus obstáculos.

Eros, amor, vida, fuerza, trascendencia, luz, Thanatos, desprecio, muerte, impotencia, minucia, oscuridad, son parte de los matices que deben de proyectar inmediatamente cada personaje, seguramente Freud era apasionado de la catarsis del teatro”, sólo así se define la sicología de este, así el espectador disfrutará al máximo la puesta, si no pasa eso, se hacen guiones aguados que van lentos en el primer acto, o surgirán directores y actores tan superiores al guión que hacen y des-hacen dependiendo de su nivel de comprensión dando como resultado puestas fallidas.

Es Teatro, por ende su guión nos debe de ofrecer un ritmo que manipule nuestros sentidos, que genere movimiento en nuestro respirar, que palpite nuestro corazón llegando a sentir la cuarta dimensión, que el espectador aproveche la oscuridad y el ritmo se proyecte con el andar de los actores, con el matizar de la voz, con el juego de la luz cenital ante el gesto idóneo que nos incitará a reflexionar, a reír, a llorar, a vivir la comunión de la cosmogonía tribal.

Me despido de ustedes esperando haya sido de su agrado, invitándolos a leer alguna obra de teatro, sea de cualquier género o estilo.

Marcos Cruz “Patxo” 😀 

Marcos David Cruz Mandujano

Diseñador publicista músico, ocioso creativo por convicción y metodista en consumo por elección. Para los compas soy Albertnativo y cuando ando sobrio pueden decirme Patxo.

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