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Proyecto Power (2020) | República Cinéfila

Actualmente existe un debate tan antiguo como el propio concepto de entretenimiento. Qué hacemos: o le damos al público novedades o le repetimos fórmulas conocidas. Habitualmente, lo que la industria promueve son tímidos pasos en ambas direcciones, similares a este filme de la plataforma Netflix.
 
En un momento de pausa por la pandemia global del coronavirus en el que Marvel y DC reagrupan sus tropas, la popular plataforma en servicio de streaming ha entendido las ganas que tenemos de una nueva película de superhéroes. De un planteamiento insólito, pero con regusto a algo familiar, de personajes diversos, pero carismáticos. Y es cierto que muchas veces el marketing de las películas difiere de lo que terminan entregando realmente, pero con Netflix esos casos parecieran abundar cada vez más, a tal punto que ya se podría hablar de una tipología.
 
Si el servicio de streaming vende a su catálogo de filmes de acción como productos para pasar el rato y sin grandes ambiciones, las películas -y seguramente sus realizadores- no parecen creer mucho en esto. Y por eso terminan apelando a ciertos niveles de solemnidad que los exceden por completo, ya que no terminan de darse cuenta de que poseen solo algunos elementos para ser entretenimientos apenas pasables. Eso se notaba en varios pasajes de las cintas “Bright” y “Misión de Rescate”, mucho más en “La Vieja Guardia”, y también en “Proyecto Power”, que cuenta con una premisa que se infla a sí misma sin mucho sustento.
 
PROJECT POWER (L to R) DOMINIQUE FISHBACK as ROBIN in PROJECT POWER Cr. SKIP BOLEN/NETFLIX © 2020
 
¿Qué arriesgarías por 5 minutos de poder?
 
El trailer y el póster de “Proyecto Power” ya están aquí. El filme se estrenó en Netflix desde el pasado viernes 14 de agosto 2020. En la sinopsis oficial de la trama, en las calles de la ciudad de Nueva Orleans aparece una misteriosa pastilla que le confiere superpoderes a aquel que la ingiere. El problema es que hasta que no la tomas no tienes modo de saber si conseguirás invisibilidad, una fuerza sobrehumana o alguna otra habilidad extremadamente peligrosa, pero igualmente varios personajes se movilizan para hacerse con una.
 
Son un policía de la zona, una traficante de drogas y un exsoldado en busca de venganza pues dicho y hecho. “Project Power” confía en un relativo desconocido, Mattson Tomlin guionista también del próximo filme “The Batman” con Robert Pattinson, para desarrollar esta refrescante historia de drogas que otorgan superpoderes inspirados en el mundo animal. Al frente del proyecto están Henry Joost y Ariel Schulman (“Nerve”, “Catfish”), dúo de directores que entiende perfectamente cómo pintar lo mainstream de moderno.  Y el reparto remata gracias a los siempre carismáticos Jamie Foxx y Joseph Gordon Levitt, y a la estrella en ciernes Dominique Fishback, que rapea e interpreta con la velocidad y elegancia de Quicksilver.
 
El resultado se enmarca en ese subgénero de blockbuster que mezcla acción sobrehumana con pseudo ciencia como en “Lucy” (2014) y no llega a ser totalmente original, pero ya les habría gustado en la segunda temporada de “Stranger Things” o a alguna de Wolverine contar con la mitad de su ritmo. Vaya, que Netflix descubre cómo hacer un gran X Men de tapadillo. En “Proyecto Power” también actúan Rodrigo Santoro, Colson Baker (MGK), Allen Maldonado, Amy Landecker y Courtney B. Vance. Henry Joost y Ariel Schulman dirigen a partir de un guión original de Mattson Tomlin. La producción está a cargo de Eric Newman y Bryan Unkeless. Ray Angelic, Orlee-Rose Strauss y Scott Morgan son los productores.
 
PROJECT POWER (L to R) JAMIE FOXX as ART in PROJECT POWER Cr. SKIP BOLEN/NETFLIX © 2020
 
Mi 7 de calificación al filme de los directores Henry Joost y Ariel Schulman que se acerca al cine de superhéroes y a la vez se aleja, a partir de un relato donde una pastilla que le otorga a quienes la consumen poderes impredecibles por solo cinco minutos empieza a distribuirse de manera clandestina en Nueva Orleans. Frente a esta situación, un ex soldado (Jamie Foxx), una adolescente traficante (Dominique Fishback) y un policía (Joseph Gordon-Levitt) se unen de manera un tanto rebuscada para detener al grupo responsable de la iniciativa. Aunque en su fondo hay una idea potencialmente interesante en la trama, que es la del poder como una droga y al mismo tiempo un instrumento de control y dominación, pero pronto quedan claras las limitaciones de la película para explotarla. 
 
Es que “Proyecto Power” no consigue manejarse con un mínimo de sutileza en su narración y en base a eso se la pasa remarcando cada aspecto mínimamente político: desde la historia de catástrofe y desprotección que aqueja a Nueva Orleans con lo del huracán Katrina como ejemplo emblemático hasta las complicidades de las fuerzas de seguridad, pasando por las corporaciones malvadas que se aprovechan de los pobres y hasta de la música del hip-hop y el rap como herramienta artística de cuestionamiento. Todo se mete en una gran ensalada ideológica repleta de clichés y lugares comunes que rozan el ridículo, incluido un Gordon-Levitt con un forzado e inverosímil acento sureño.
 
PROJECT POWER (L to R) JOSEPH GORDON-LEVITT as FRANK in PROJECT POWER Cr. SKIP BOLEN/NETFLIX © 2020
 
Y eso agranda aún más los agujeros de una trama con unos cuantos baches y arbitrariedades que podrían haber pasado de largo más fácilmente si la película se preocupara más por ir al hueso y contar con más decisión los conflictos que presenta.  Es cierto que Joost y Schulman demuestran algo más de sapiencia para imprimirle algo de nervio a la acción: hay, por ejemplo, un par de secuencias en un monoblock y en un bar que muestran algo de inventiva y de tensión. Pero son apenas unos cuantos chispazos en una cinta con protagonistas que se la pasan repitiendo frases mil veces dichas y antagonistas descartables, con una total ausencia de solidez y carnadura en ambos bandos en pugna. Para colmo, “Proyecto Power” hasta luce avejentada en la paleta de colores que elige para delinear su imaginario visual: hay una estética un poco chillona y remarcada que la asemeja a las películas medianas y olvidables de la década pasada de Hollywood, de esas que en México y Latinoamérica casi indefectiblemente terminaban condenadas al mercado doméstico de los desaparecidos video clubs. El mismo destino le espera a este film y en eso es plenamente funcional a la maquinaria de producción de la plataforma Netflix, pero encima amaga con querer ser importante. E indudablemente no le da. Esta producción cinematográfica de Netflix vuelve a caer en la contradicción de ser un entretenimiento superficial que no se asume como tal y que pretende ser más relevante de lo que puede ser. Aun así esta algo entretenida.
 
Lic. Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.

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