Los Nuevos Mutantes | República Cinéfila
Los Nuevos Mutantes. Por fin se estrenó mundialmente la nueva película ubicada en el universo de los X-Men que es una cinta con personajes totalmente diferentes a los que estamos acostumbrados a ver dentro de esta franquicia y, a decir verdad, no luce nada mal.
El primer trailer de Los Nuevos Mutantes ya dejaba ver lo que ya se venía diciendo hace varios meses, esta será la primera película de superhéroes que pertenecerá al género fílmico del horror de la compañía 20th Century Fox y Disney Studios con la historia de un equipo de héroes mutantes compuesto por los primeros graduados de la escuela de Charles Xavier. La película, que cuenta con la dirección de Josh Boone (Bajo La Misma Estrella), prometió y lo cumplió al tener un interesante abordaje cercano al género de terror. El filme es protagonizado por Maisie Williams (Game of Thrones) como Wolfsbane, Anya Taylor-Joy (Fragmentado) como Magik, Charlie Heaton (Stranger Things) como Cannonball, Henry Zaga (13 Reasons Why) como Sunspot, Blu Hunt (The Originals) como Mirage y Alice Braga (Depredadores) como la Dra. Cecilia Reyes.
En la sinopsis oficial de esta trama, cinco jóvenes mutantes descubren sus habilidades especiales, esto hará que sean encerrados en unas instalaciones secretas contra su voluntad. Juntos tendrán que presentar una batalla contra sus captores, para luchar por su propia libertad y escapar así de su pasado. En mi opinión, este es un acto de amor tan entrañable como fallido a los mutantes y su universo con un futuro cercano, es posible que asistamos a la publicación de un libro que haga con el cine de superhéroes lo que Sexo, Mentiras y Hollywood hizo por la fiebre indie de los años 80 y los 90: un repaso inmisericorde a sus entresijos, sus vilezas y sus puñaladas traperas. Y suponiendo que ese volumen vaya a existir alguna vez, es probable que su parte más triste sea la dedicada a Los Nuevos Mutantes.
No solo porque al filme de Josh Boone le haya tocado sufrir dos momentos históricos en la compra de Fox por parte de Disney, primero, y después la pandemia global de coronavirus que lo han condenado a un sinfín de zarandeos y a un estreno casi de tapadillo. También porque sus virtudes y sus buenas intenciones han bastado para generar una buena película. Vástago final de la franquicia X-Men, a Los Nuevos Mutantes le ha tocado rematar dicha saga tras la abismal e injustificable Fénix Oscura (2019). Tal vez por ello, a Boone y su coguionista Knate Lee se les notan unas ganas desesperadas de devolverle la dignidad a este serial que introdujo a los aventureros con disfraz en Hollywood. De esta manera, el filme muestra mucho amor por los comics originales y una loable ambición por rebelarse contra esos tópicos que asfixian al género a base de historias de origen obligatorias y estructuras adocenadas todas las películas Marvel, ya se sabe, acaban con una explosión bien gorda. Y, debido a ello, el hecho de que ni consiga lo primero ni solvente con eficacia lo segundo convierte sus resultados en una pequeña tragedia para los fanáticos dispuestos a echar una mano a los marginados de Marvel.
Cuando Chris Claremont se hizo cargo de la franquicia mutante por excelencia de la Marvel, la Patrulla X, creó una segunda génesis de estos aspirantes a superhéroes, un alumbramiento en donde predominaba el dolor, el miedo y las dudas. Los diferentes, parias perseguidos por su no pertenencia a la normalidad, fueron esa familia (familias) en continua formación. A Claremont era eso lo que le interesaba de verdad, más que los villanos, las amenazas (siempre peores y más peligrosas las que nacían del hombre y no del espacio) o las aventuras semanales. Por ello, cuando Bryan Singer sorprendió con la sobria X-Men, un drama personal antes que un duelo de superpoderosos titanes, los fans quedaron contentos. Sobre el caótico devenir posterior, con o sin Singer envuelto en él salvo la excepción de X-Men: Primera Generación, de Matthew Vaughn, nada que añadir que no se sepa. Esa decadencia y desnorte, ese no saber qué hacer con unos personajes, han sido los verdaderos enemigos en la gran pantalla de los mutantes de Claremont.
En Los Nuevos Mutantes son evidentes las cicatrices de ese pasado catastrófico. Son visibles asimismo las heridas de un proyecto que se ha visto sacudido por mil y un problemas, cambios en el guion, el director, los actores. Por secuencias que se han vuelto a rodar, retrasos, montajes diferentes antes del definitivo… Sin embargo, es en esas carencias, en esas diferencias, donde la película consigue tener una modesta voz propia. Balbuceante, sí, pero con mayor honestidad que despropósitos recientes como Dark Phoenix. Volvemos a la simplicidad del seminal film de Singer del año 2000. A una historia de jóvenes torturados, marginados por la sociedad. A un Rebelde sin causa con efectos especiales que habría interesado al mismísimo Nicholas Ray. O al David Nutter de la muy pronto olvidada Comportamiento perturbado (1998) con la cual comparte compositor, Mark Snow, y un aire a episodio de Expediente X (de nuevo la X) dirigido, como Comportamiento perturbado, por David Nutter. Si hay algo que caracterizó a la franquicia X-Men bajo las órdenes de Fox fueron sus altibajos a lo largo de estos 20 años (2000 – 2020) con historias de gran calidad y esfuerzos mayores por aprovechar la naturaleza de sus personajes como metáforas sociales, pero también títulos infames que entorpecieron la construcción de una trama central con sus incontables errores de continuidad.
El destino eligió la película Los Nuevos Mutantes para cerrar este ciclo, un proyecto que refleja a su vez lo mejor y lo peor de la franquicia. A diferencia del cine adolescente, cuya influencia es evidente pero atinada, la del terror resulta tan descarada que se torna perjudicial al hacer que los giros se tornen predecibles. Tanto que es preferible no incluir los títulos de los filmes en esta crítica para evitar los spoilers. En caso de que esto falle, cualquiera que tenga un breve conocimiento del cómic será capaz de deducir lo que está pasando. En otras palabras, hay una doble posibilidad de que la cinta sea previsible. No conforme con ello, Boone intenta apoyarse en los elementos clásicos del gótico para generar una sensación claustrofóbica, como los pasillos lúgubres y angostos, pero fracasa rotundamente al caer en ángulos tan convencionales que no transmiten ninguna inquietud. Entonces, tras dos años de retraso en su fecha de estreno original, lo que incluyó una compra del estudio y una pandemia, ¿valió la pena esperar por la película de Los nuevos mutantes? Es un hecho que no se acerca a los mejores exponentes del subgénero, pero tampoco es la catástrofe que se anticipaba por sus continuas postergaciones. Es una cinta disfrutable cuya mayor aportación es seguir aprovechando a los personajes del cómic como reflejo del mundo en que vivimos y con tendencias que no tardarán en ser imitadas por otras adaptaciones. Finalmente, se trata de un título que tiene asegurado un doble lugar en la historia al marcar el punto final de la saga mutante, pero también por ser el primer blockbuster estrenado en la nueva normalidad.
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