Rey Richard: una familia ganadora | República Cinéfila
Rey Richard. Este biopic sobre las hermanas Serena y Venus Williams se centra en la figura del padre de las tenistas en un filme en verdad muy efectivo, pero que hace evidente su falsedad.
En la sinopsis oficial de la trama de esta historia basada en la vida real de Richard Williams que ayudó a criar a dos de las deportistas más extraordinarias de todos los tiempos, dos atletas que acabarían cambiando para siempre el deporte del tenis. Sirviéndose de métodos poco convencionales, elaboró un plan que convertiría a Venus y Serena Williams en iconos legendarios. Serena y Venus Williams son dos de las más importantes deportistas de todos los tiempos, no solo por los resultados obtenidos en el tenis profesional sino porque además desde su condición de clase y raza se convirtieron en íconos, en símbolos que desde su individualidad abrazaron a toda una comunidad.
Dos mujeres negras de una familia de clase trabajadora imponiéndose en el mundo del tenis fue algo inusitado. Este biopic que narra la historia de las hermanas tiene sus singularidades, porque en verdad las aborda de manera lateral, haciendo centro en la figura del padre, Richard, un tipo obcecado que cimentó, junto a su esposa, el camino de sus hijas, enseñándoles los rudimentos del deporte y acercándolas a los mejores entrenadores. La película del cineasta Reinaldo Marcus Green es indudablemente efectiva si la pensamos en lo estrictamente genérico, aunque sospechamos que se construye sobre una serie de manipulaciones evidentes. Lo que le importa al filme es mostrar el camino de una familia de clase laburante, que tienen como empresa grupal pero especialmente del padre, convertir a estas dos chicas en las máximas referentes del tenis mundial.
Hay algo de la distancia entre los personajes y el objetivo buscado que resulta absolutamente absurdo, y eso vuelve a la película casi como un cuento de hadas. Uno adivina que don Richard debe haber sido un sujeto algo más complicado que lo que muestra la película, endulzando y aligerando muchas de sus actitudes, pero una estrella hollywoodense como Will Smith en un personaje que tal vez lo termina acercando al codiciado premio Oscar tan mentado se encarga de hacer de esa criatura alguien imprevisible. ¿El tipo busca el éxito o que sus hijas se perfeccionen? ¿Deposita en sus hijas una serie de frustraciones personales o lo hace por ellas? ¿Por qué las otras hijas aparecen orgullosamente relegadas?
Esa falsedad que la película aprovecha para construir un relato sin fisuras y concentrado en un objetivo puramente celebratorio, encuentra su mayor contradicción en un elemento que la película repite constantemente. Si por un lado don Williams pretende que sus hijas se formen como personas antes que como deportistas exitosas, la cercanía de contratos jugosos con grandes firmas de ropa deportiva es usada por la película como una reafirmación del éxito al que arribaron las hermanas. Entonces… ¿Qué importa más, el espíritu deportivo o el éxito económico? Claramente todos los biopics aligeran cuestiones, o refuerzan catástrofes, para congraciarse o denostar al personaje de turno.
El único problema de una cinta como Rey Richard: Una familia ganadora es que aquí esa manipulación se nota, está totalmente en la superficie del relato. En esa contradicción constante se balancea un filme que en todo caso sabe filmar eso que muestra en el registro del tenis que es en honor a la verdad perfecto y se aprovecha de buenas actuaciones como las de Jon Bernthal o la frescura de las niñas actrices Saniyya Sidney y Demi Singleton, que aquí son unas revelaciones absolutas como las famosas hermanas Williams. Rey Richard: una familia ganadora es probablemente una película con una fórmula muy reconocible porque no toma grandes riesgos para contar su historia, pero lo hace con el corazón, ya sea por la energía en la interpretación de Will Smith o por lo inspirador de su historia, a final de cuentas se trata de una cinta que no defrauda y que se convierte en un convincente relato sobre la crianza, el perseguir de los sueños y la creencia de que el éxito se forja a través de la perseverancia. Vaya, el de lograr el tan anhelado sueño americano al alcance de cualquiera, sin importar su color de piel.
Le doy mi 8 de calificación a esta cinta que no toma grandes riesgos para contar su historia, pero que lo hace con el corazón y con un puñado de actuaciones vibrantes a pesar de que todo el mundo puede pensar que la cinta cuenta la historia de las tenistas Venus y Serena Williams, la realidad es que el guion de Zach Baylin cuenta con muchas capas y más de un personaje. Este equilibrio le brinda a la película un estatus diferente al de cualquier biopic.
El filme cuenta así con dos universos distintos entremezclados con sutileza: el familiar y el deportivo. Cuando se trata de contar la historia familiar, el pilar es el patriarca Richard Williams interpretado por un inspirado Will Smith. Un hombre que sostuvo turnos dobles en sus empleos de seguridad y que al mismo tiempo encontró el tiempo para entrenar a sus hijas en las canchas de tenis. Metódico como nadie, poco ortodoxo ante las opiniones de los otros y sumamente obstinado y terco. Su personaje se encuentra en medio de la fina línea que separa la disciplina de la tiranía. Más allá de percibirse como la biografía autorizada de uno solo, pronto el filme se percibe como un drama inspirador con valores familiares.
Ejemplos de lucha y todo aquello que encanta al cine de Hollywood cuando se hace de la manera correcta. Porque cuando se habla de biopics, en ocasiones los espectadores muestran cierto desinterés por conocer en detalle la vida de tal o cual figura pública. Este fenómeno se consolidó a lo largo de los últimos años a expensas de filmes abusivos en los enfoques de sus historias. Aquellos en donde se ensalza la figura o se recorren caminos narrativos aburridos.
Sin embargo, la película Rey Richard: una familia ganadora, se distingue porque escapa de la fórmula del individuo. En cambio trabaja el retrato coral de una familia que gracias a la perseverancia logró resultados históricos dentro del mundo deportivo. El director Reinaldo Marcus Green logra la tarea con firmeza, soltando toda pretensión, Rey Richard es una película que sabe concretamente el espectro en el que se ubica y lo que quiere lograr. La obvia comparación con Un Sueño Posible (2009) es inevitable. Rey Richard: una familia ganadora quizá palidece al momento de mostrar de lleno el lado oscuro del personaje. Pero fundamenta esta decisión al ahondar sobre todo en los resultados obtenidos por la dureza de sus métodos.
Para tal propósito también resulta importante la ayuda de un actor como Will Smith. A pesar de que su personaje en teoría no es carismático, su interpretación sí lo es gracias a la habilidad del actor de conmover a la audiencia para mantenerla de su lado de la cancha. Lo inspirador de su historia conmueve y se gana a cualquier tipo de espectador que busque ser entretenido por una pantalla. No obstante, la dosis visceral del drama deportivo también encuentra un lugar para aquel tipo de público que busca conocer los pormenores en el camino de las famosas tenistas. Su lucha no sólamente tiene como finalidad trazar el éxito de sus pequeñas.
También el de utilizarlas como los vehículos perfectos para zanjar una brecha de racismo presente durante aquella época y lamentablemente vigente hasta nuestros días. La cinta de pronto arroja pequeños trazos de crítica social al justificar una educación familiar disciplinada como una forma de sacar a los niños de unas calles peligrosas que son el criadero de violencia, vicios y delincuencia. A pesar de que la actuación de Will Smith brilla en cualquiera de estos espectros, sería injusto decir que es el único. A su lado se encuentra la formidable actriz Aunjanue Ellis en el papel de su esposa como una mujer que guarda silencio cuando las decisiones de su cónyuge son las correctas, pero que pone la mano en alto al momento en que éste se deja seducir por la enormidad de su propio ego. Su actuación es valiosa por sus escenas de confrontación y consuelo, pero también por aquellas en las que se viste de una maternidad imponente. No sería una sorpresa verla nominada al premio Óscar 2022 junto a Smith.
Pero más que eso el de colocar a dos jóvenes de piel negra dentro de un mundo dominado por los blancos. El talento que ambas muestran en la cancha resulta extraordinario gracias a la interpretación del par de actrices (Demi Singleton y Saniyya Sidney). Pero sobre todo por un ritmo en la dirección pulsante, que da paso a que la película también brille como un drama deportivo. Las escenas de los enfrentamientos en las canchas son filmados con fortuna y mucho estilo. Se muestran los vicios del deporte, la búsqueda del dinero a través de marcas, agentes y promotores. Los trucos sucios de los jugadores y la vida extenuante del entrenamiento. Por su parte Jon Bernthal escapa de sus roles de villano para entrar en la piel del ex jugador y entrenador profesional Rick Macci. Su papel profundiza en el mundo corporativo del tenis y en la caza de talento, pero sorprendentemente su enfoque es el de un amigo y segundo padre para las jóvenes tenistas. Bernthal también hace quizás uno de los mejores trabajos de su carrera.
Lic. Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.