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The Last of Us | República Cinéfila

HBO ha lanzado una de sus mejores producciones televisivas de este año 2023 con la adaptación de The Last of Us, uno de los videojuegos más aclamados de los últimos años con los protagonistas Joel y Ellie con los actores Pedro Pascal y Bella Ramsey, respectivamente recorriendo el postapocalíptico mundo de esta historia con hombres apuntándoles con armas, cadáveres de niños y adultos, y protestas que incluyen fuego y explosiones.

 

La serie, que está a cargo del creador del videojuego Neil Druckmann y del creador de Chernobyl Craig Mazin, llego ya a HBO en este 2023. De los muchos elogios que puedo dedicarle a The Last of Us, uno es que me hizo olvidar que está basada en un videojuego. No lo digo en contra de los juegos, entiéndanme bien. Me refiero a las naturalezas distintas y conflictivas de los juegos frente a la ficción televisiva o cinematográfica.

Los juegos son interactivos, te invitan a adaptar la historia a tus propias acciones; en cambio, la ficción te pide que te sumerjas en una historia sobre la que no tiene uno el control. No es fácil traducir un concepto de un medio a otro, razón por la cual muchas de esas adaptaciones son nefastas.

Sin embargo, The Last of Us, el juego, tiene la reputación de ser más “cinematográfico” que sus pares, al punto de que sus secuencias cinemáticas tienen tanto atractivo como el juego en sí. Ambientada 20 años después de que un apocalipsis zombi destruyera la civilización, la historia sigue a Joel, un solitario taciturno y violento, que decide llevar a Ellie (Bella Ramsey), una chica de 14 años, en un peligroso viaje. Aunque hay mucha acción mientras la dupla se ve asediada por amenazas humanas y no humanas, el juego también está lleno de ricas caracterizaciones, drama conmovedor e incluso algo de comedia.

Desde que HBO anunció sus planes de hacer esta serie, los gamers la señalaron como la elegida que al fin borrará el estigma que padecen las adaptaciones de videojuegos y, en el ínterin, tal vez ayude a legitimar el sitio de los videojuegos como arte. La serie fue cocreada por Neil Druckmann, una de las mentes clave detrás del juego, y Craig Mazin, cuya miniserie Chernobyl fue de lo mejor de 2019. El primer episodio, escrito por Druckmann y Mazin y dirigido por Mazin, parece una especie de tira y afloja entre ellos, o tal vez solo entre los dos medios.

Hay tramos que solo se centran en Joel (Pedro Pascal, de El Mandalorian) y su hija adolescente Sarah (Nico Parker) en las horas tranquilas previas a la tormenta. Y hay otros tramos que muestran en qué se ha convertido la vida de Joel y los demás sobrevivientes en 2023. Luego están las secuencias de acción que Mazin filma como si de repente estuviéramos en Twitch o YouTube viendo jugar a otra persona.

Hay una larga persecución, por ejemplo, en la que Joel, Sarah y el hermano de Joel, Tommy (Gabriel Luna), andan en auto mientras la carnicería se desata a su alrededor. Difícil resistirse a la sensación de que uno debería tener un joystick. Ese primer episodio está hecho de manera competente y tiene algunos momentos desgarradores. Pero, no siendo gamer, no entendí por qué tantos de mis amigos estaban tan emocionados al ver que esta serie tomaba forma fílmica. Al respecto, rápidamente suceden dos cosas.

La primera es que Mazin y los otros directores de la serie dejan de intentar imitar el lenguaje visual de un juego, de modo que cuando llega la violencia, la sentimos como una secuencia de acción filmada y no como un nivel en el que no se nos permite jugar. La segunda, y más importante, es que Druckmann y Mazin pronto comienzan a profundizar en estos personajes. Y como reunieron a un grupo de actores tan fantástico, The Last of Us se vuelve al menos tan atrapante en sus momentos tranquilos como en los que dan miedo, y la serie posiblemente es mejor cuando se dedica solo a contar quiénes son estas personas en lugar de graficar los peligros de los que están huyendo.

Es un programa de televisión The Last of Us con zombis fúngicos, porque los zombis son criaturas extraordinarias que han capturado la imaginación popular desde hace cientos de años, porque ¿qué puede ser más aterrador que un «no muerto» cuyo único objetivo sea alimentarse de quien tenga la mala fortuna de cruzarse en su camino? En la ficción su razón de existir ha sido muy variada: magia vudú u otros hechizos; virus, ya sea creados por el hombre con ingeniería genética o mutantes que surgieron naturalmente; pero un origen en particular es a la vez único y escalofriante por su cercanía a la realidad, zombis creados por hongos.

The Last of Us

Los «no muertos» creados por una infección fúngica sí existen, solo que sus víctimas son otro grupo de seres vivos, los invertebrados. Pero, ¿qué pasaría si el hongo infectara humanos? Esta es la premisa de The Last of Us, un exitoso videojuego de PlayStation que vio por primera vez la luz en 2013 y, ahora, una exitosa —y, a juicio personal, muy buena— serie protagonizada por la formidable pareja de actores Pedro Pascal y Bella Ramsey, que son casi como padre e hija.

Dicha pregunta surgió después de que Bruce Straley y Neil Druckman, director y director creativo del juego, respectivamente, vieran un segmento del documental Planet Earth de la BBC donde se habla del hongo Cordyceps que infecta a hormigas en el Amazonas. Cabe recalcar que el Reino Fungi incluye desde los hongos típicos como champiñones o setas, como los microscópicos, siendo éstos los protagonistas de este artículo. En el mundo ficticio de The Last of Us, una especie también del género Cordyceps adquiere, por mutaciones naturales, la capacidad de infectar humanos.

Esto desata una pandemia incontrolable que reduce la población humana catastróficamente, dejando a los sobrevivientes en una lucha constante para descubrir una cura y sobrevivir tanto a infectados como a distintas facciones que luchan por el control de la población. En la serie se plantea que el calentamiento global, un fenómeno del que los científicos de todo el mundo han intentado desde hace algunos años generar conciencia tanto en público como en gobiernos y cuyas evidencias y consecuencias son cada vez más palpables, es responsable de la pandemia fúngica. Al aumentar la temperatura ambiental, los seres vivos que tengan la capacidad nata de resistir este cambio y sus consecuencias podrán adaptarse a nuevos ambientes, y en el caso de los hongos esto podría incluir a nuevos huéspedes.

Mi 9 de calificación a esta producción televisiva, en muchos sentidos, la serie es un triunfo de los actores de género. Una vez más, Pedro Pascal interpreta a un héroe de acción de pocas palabras que tiene que llevar a una pasajera joven y linda a través de un territorio hostil.

Quien se le une aquí es su compañera de Game of Thrones, Bella Ramsey, y si esta Ellie es mucho más cálida y divertida que la muchacha de la Casa Stark, Lyanna Mormont, en definitiva Ramsey vuelve a interpretar a una chica que ha tenido que crecer demasiado pronto debido a una serie de eventos precipitados y violentos en un mundo que se ha roto para siempre.

Pero a pesar de que los dos están interpretando el tipo de papeles que manejan hace años, lo hacen espectacularmente bien; los dos son compulsivamente adictivos en pantalla y casi instantáneamente queribles. Ramsey puede cargar sobre sus hombros una tonelada de peso emocional sin hacer ningún esfuerzo aparente, pero también le aporta mucha ligereza a lo que podría ser una historia opresivamente sombría.

Aunque Ellie ha vivido toda su vida en esta terrible realidad, sabe cómo era la vida antes de los zombies y disfruta ocasionalmente con cosas de los tiempos antiguos. Además, tiene un sentido del humor encantador, incluso cuando es cursi. (Su posesión más preciada es un libro de juegos de palabras).

Pascal por su lado muestra cuánto puede decir su rostro cuando se libera del casco de Mandalorian. Su acento de Texas entra y sale, pero su expresividad es tan palpable que no importa. Casi todos los actores de esta serie tienen un papel que les viene como anillo al dedo.

El tercer episodio, por ejemplo, destaca la relación entre Bill, un preparacionista misántropo, y el buenazo optimista y dicharachero de Frank. Es difícil imaginar dos opciones más obvias para interpretar estos personajes que, respectivamente, Nick Offerman y Murray Bartlett.

Pero también es difícil imaginar a dos actores que pudieran hacerlo mejor y lograr que Bill y Frank sean tan vividos y encantadores en el espacio de un solo episodio como este que es el favorito ciertamente precoz al mejor episodio de serie de TV de este 2023. Melanie Lynskey aparece por un tiempo como la líder de una milicia fuertemente armada, una mujer despiadada pero con el comportamiento de una maestra de tercer grado decepcionada de la vida. Es el tipo de dualidad que Lynskey ha mostrado a lo largo de su carrera, especialmente en Yellowjackets.

Todo el elenco, incluida Anna Torv como la compañera de Joel, Tess, funciona de memoria con cada personaje, por lo que podemos llegar al corazón emocional de lo que se va a contar. Lo que no quiere decir que The Last of Us pretenda ser gran arte o algo así.

Es esencialmente un The Walking Dead más inteligente y mucho mejor realizado, con valores de producción más altos y un elenco más pequeño y más fuerte. Nunca tuve nada en contra de Andrew Lincoln, pero el update de él a Pedro Pascal en este sentido no se puede exagerar. En este mundo, la plaga zombie involucra a una cepa de hongos que se salió de control debido al cambio climático, lo que permite que el equipo de maquillaje cree de cero un encantador nuevo tipo de zombie: la mayoría de ellos a los que se llama “infectados” tienen hongos que les crecen en distintas partes del cuerpo.

Es realmente muy asqueroso y da miedo. Pero el trabajo con los personajes pronto se vuelve tan potente que hay largos períodos sin que aparezca ningún infectado, y no parece que a la serie le falte tensión dramática o un peripecias interesantes. Hay al menos una secuencia de acción en la que me sorprendió la llegada de algunos zombies, porque ese episodio precisamente había establecido a fondo los conflictos entre los diversos personajes humanos involucrados.

En ese sentido, la historia postapocalíptica a la que a veces puede parecerse especialmente en los episodios más independientes como la historia de Bill y Frank o un flashback de Ellie y su mejor amiga Riley explorando un centro comercial es la gran Station Eleven de HBO Max. Ellie ya ha aprendido mucho sobre el pasado en una escuela dirigida por lo que queda de las fuerzas armadas, pero todavía disfruta de escuchar a Joel contarle cómo eran las cosas.

En un episodio, repasa las reglas del fútbol americano. “Básicamente”, pregunta, “es correr en línea recta, entonces”. Él asiente: «Básicamente sí, pero con violencia». Es una buena analogía para The Last of Us en su conjunto. Es una serie extremadamente directa y simple en lo que está tratando de hacer, pero muy contundente en su manera de lograrlo. Nunca jugué el popular videojuego The Last of Us, aunque espero hacerlo si se me presenta la oportunidad, pero puedo decir que Druckmann y Mazin lo convirtieron en una excelente serie de TV.

La escena de apertura de la serie es escalofriante por la sugerencia de que, primero, no tenemos cómo detener un apocalipsis fúngico, aunque suene ficticio, es cierto que el estudio y combate de infecciones fúngicas no está a la altura del de otros organismos como los virus.

Y segundo porque el escenario que lleva a dicho apocalipsis no se siente tan ficticio, al menos no después de que en todo el mundo vivimos la pandemia global de covid 19. Sin tomar medidas radicales para combatir el calentamiento global ¿estamos dispuestos a arriesgarnos y descubrir qué nuevas amenazas vendrán acompañándolo? Esa pregunta se hace The Last of Us que ya va en camino a su esperada segunda temporada, con un gran acierto de liberar y soltar un capítulo nuevo cada lunes, así como es al estilo de la televisión abierta y tradicional, por lo que la emoción y las expectativas están en nosotros los espectadores en la plataforma de HBO Max.

Lic. Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.

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