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El Evangelio del Nopal de Rockdrigo

El 19 de septiembre de 1985 la Ciudad de México se colapsó, un sismo de 8.1 grados acabo con los sueños de muchas personas y a otras las dejó en un sueño profundo. Muchos de los capitalinos “no tuvieron tiempo de cambiar su vida”, entre ellos se encontraba Rodrigo González “Rockdrigo” o “El profeta del nopal” para la banda rupestre y no tan rupestre, para los asalariados y no tan asalariados, un cantautor como pocos, un poeta urbano, que irónicamente no era citadino, sino de Tampico y que supo retratar en versos locos y cuasi metafóricos  nuestra  caótica urbe, nuestra nula existencia humanitaria, nuestra psique podrida y poco tolerante a lo diferente.

Armado únicamente con su guitarra de palo y una harmónica, Rockdrigo, tiraba el pedo a fresas, cholos, teporochos, políticos, asalariados y demás.  No se andaba con jaladas, al estilo la Familia Burrón, “el profeta” se dio a la tarea de recalcarnos como en el defectuoso nos incendiamos con la corrupción, con la mezquindad, la indiferencia y demás eufemismos.

Rockdrigo no necesitaba tener la gran voz, ni ser popularmente aceptado, o andar con la bandera del pueblo viviendo en las lomas de Chapultepec, ni mucho menos tener un gran agrupación a sus pies para que el después desfilara con aires de grandeza como el salvador del rock nacional, -bueno, en fin que ya no había rock nacional y el ni siquiera tocaba rock-. Así de fea, -más que la rola del profeta-  estaba la situación musical en nuestro país, y digo la musical porque la política está igual o peor y no había un portador de la voz popular juvenil y no tan juvenil en aquellos años ochenteros, hasta que Rodrigo apareció, llegando de su natal Tampico, con sueños de estudiar psicología en la universidad, y al no logarlo, plasmo todas sus teorías psicoanalíticos, sociales y personales en letras concisas y divertidas, con el fin de que el escucha entendiera más el mensaje.

Sin embargo pocos entendieron el mensaje, creían que era pura guasa, puro desmadre, que “el feo” no tenía más que decir, solo diversión y critica superflua, malinchismo asegurado, pues lo comparaban con Dylan, y no necesitaba comparaciones el gran profeta, él era de acá y nada más. Pero al parecer nadie o quizá pocos lo entendieron, así que la naturaleza hizo lo que mejor hace, llevarse a los mejores en tiempo y forma, y el terremoto lo entendió sepultando al  “rockdrigo” junto a su “diva francesa” dejándonos lo peor de su legado “Amandititita”.

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