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República Cinéfila | Aquaman

¿Otra fallida producción cinematográfica en los famosos superhéroes de la editorial de DC Comics y Warner Bros? No del todo en mi percepción y opinión personal, ya que quizá en su fondo trata de dar muchos mensajes en varias cosas pero no en su forma por sus brillantes efectos especiales y caracterizaciones de los personajes, la verdad aunque la mayoría de la critica especializada la ha destrozado por su atropellada narrativa, la película de Aquaman y sus mundos submarinos llenos del color, de ballenas rugientes y de nebulosas tornasoles inaugura una etapa psicodélica de DC como lo han sido algunos últimos filmes para su competencia de Marvel Studios en la taquillera saga de Avengers que por cierto, les llevan la delantera. Al ver el acercamiento de un buen cineasta como James Wan a una historia y guión escritos a dos manos en la que no hay dosis alguna del terror y el horror en el tipo de cine que lo caracteriza y emociona tanto a sus fanáticos, se puede decir que eso sería darle demasiado crédito. Por lo pronto aquí esta la sinopsis en la trama oficial, Arthur Curry, también conocido como Aquaman (Jason Momoa), es el líder de un poderoso reino subacuático conocido como la Atlántida. Cuando aparecen serios problemas y la situación se complica, tendrá que dar un paso adelante para dirigir a su pueblo y ser un héroe para el mundo. Aquaman es la cinta en solitario del soberano del mar, que cuenta las aventuras del atlante tras los hechos ocurridos en “Justice League” (2017). Es básicamente una historia de origen del personaje de Aquaman en una fantástica trama dentro del universo expandido de DC.
 
Y es que todo indica que Aquaman seguirá alejando a la empresa fílmica Warner de la propuesta del director y productor Zack Snyder, porque para su primera serie de películas con Superman, Batman y Wonder Woman, el DC Extended Universe se abocó a una paleta de colores oscuros y caprichosos, con conjuntos adornados en tonos apagados en los disfraces de sus superhéroes. Bueno, eso está fuera para Aquaman, ya que Wan ha cubierto su aventura submarina en todo tipo de turquesas, azules claros y ultra-marinas. Podremos ver grandes colores en el villano Black Manta y en el traje clásico naranja de Aquaman que porta bien Momoa de la fantasía épica de DC. Es esa simpleza e ingenuidad narrativa, de caricatura televisiva de hace medio siglo, a la que encontramos en “Aquaman”, la más reciente producción fílmica de DC Comics y Warner Bros., con todo y un imponente despliegue visual y derroche de efectos especiales. Para remitirnos al origen del personaje de Aquaman, el prólogo se remonta al improbable e ineludible romance entre Atlanna, Reina de Atlantis (Nicole Kidman) y Tom Curry (Temuera Morrison), Rey del faro que custodia. Su amor, prohibido por Atlantis, engendrará un niño que sólo podrá ser protegido si ella regresa a su vida dentro de la realeza subacuática con una premisa de telenovela que continuará infiltrando todo lo que tenga que ver con la vida social de Atlantis.

Aquaman
Jason Momoa
 

Para Wan, que a menudo se encuentra filmando cintas mas oscuras, aterradoras y espeluznantes como el creador de las franquicias de “Saw” y “The Conjuring”, es una oportunidad de flexionar aún más con sus éxitos de taquilla después de “Fast & Furious 7” (2015). Esta película es un homenaje a Steven Spielberg y a todos los cineastas quecreció amando; ese tipo de filmes de asombro inspirados en la década de los años 80, donde Wan finalmente tuvo su oportunidad de diseñar algunos mundos realmente fantásticos, del tipo que estamos acostumbrados a ver en “Star Wars”, “Lord Of The Rings” y “The Hobbit”. Olvidemos lo obvio, pero demos señales de haberlo visto sólo para que conste que aunque se pudiera, esto no quiere ser una revisión superficial de una película poco profunda. Entre las múltiples historias que Aquaman quiere desarrollar y de las cuales no logra abarcar casi ninguna se encuentra la infalible leyenda del Rey Arturo como el elegido que debe demostrar que lo es encontrando y apropiándose de la espada sagrada que en este caso es un tridente. Pues bien, las dos manos que desarrollaron lo que deberíamos ver en pantalla logran sumergir esa leyenda en abismos de material y elementos distractores para solamente usarla en su capítulo final en el que por si eso fuera poco atrevimiento, quieren darle a la biografía de este Arthur/Aquaman/Jason Momoa un reflejo a la William Shakespeare obligándolo a enfrentar a su propia sangre para consumar la profecía. La lluvia de ingredientes y de tonos que la cinta es a esas alturas como el capítulo final de la película, la hacen soportable con serios problemas en la narrativa del guion por inasible, por inconsistente, por padecer de verborrea visual y auditiva.

 
Hemos pasado de la comedia a la aventura, a la comedia infantil, al cine de fantasía, al fusil involuntario que recuerdan y mucho al de los mundos de “Buscando a Nemo” (2003), que pasan por alto propuestas de autores reales como aquel amor anfibio en “La Forma del Agua” (2017). Hemos atravesado también el romance inevitable de las historias superheroicas, el gag  y las desviaciones que quieren hacer de este superhéroe una figura bárbara y casi ignorante para después dejar ver eso como su infalible mecanismo de defensa. La película se ha bifurcado aquí ya tantas veces ahora contra este villano, ahora contra el que dejamos atrás, que abordar ese enfrentamiento final como un posible clímax se antojaba como la última bocanada de aire fresco antes de que casi todo se viniera abajo. Pero no, a pesar del camino recorrido en otras y en esta película DC, los creativos convocados a esta producción, las dos manos involucradas en la escritura de la historia deciden una vez más escapar de ese capítulo final con un triste equivalente al “momento Martha” que tanta tierra levantó al derrapar en el final de “Batman vs Superman” (2016). En medio de todo ello, persecuciones correctamente desarrolladas destacando a Mera en las azoteas pero retocadas digitalmente al máximo para hacernos creer que han sido bien desarrolladas. Hay secuencias llenas de diálogos insulsos que son terminados no una, ni dos, ni tres, sino más veces con situaciones explosivas en lo literal para sacar a los personajes de una discusión insulsa y sin futuro o para eliminar personajes que nunca sabremos por qué están en la historia, como el villano Black Manta que aporta algo real a este mezcla de mundos en guerra que no necesitan estar en guerra y de palacios submarinos que tienen suelo a pesar de que sus habitantes flotan y nadan todo el tiempo. El mundo submarino de Aquaman traído a la superficie proporcionaba la oportunidad de hablar de un mundo en el que el arriba y el abajo o no existían o no importaban. Pero eso no justificaba una película que no va ni hacia arriba ni hacia abajo, sino que flota desesperantemente en un océano lánguido tan poco profundo que flotar en él es claramente inútil, innecesario eso en su fondo, pero con gran energía en su forma. En cuestión de  la música instrumental, resulta grata al encontramos el score del compositor Rupert Gregson-Williams ya que su estilo musical en la película pareciese evocar los sensacionales sonidos de sintetizador creados por el artista Jean-Michel Jarre en sus producciones discográficas de los años setentas.
 
Aquaman
 
Mi 8 de calificación para “Aquaman” mas por su forma que por su fondo, y es que es un hecho que las producciones live-action de DC Comics han tenido un camino realmente difícil para llegar a la pantalla grande por los diversos cambios que ha tomado la compañía cinematográfica de Warner en torno a la dirección de este universo cinematográfico que han sido tanto controversiales como sorpresivos para los fanáticos de los iconicos superhéroes como Superman, Batman y Wonder Woman. Sin embargo, de las profundidades del océano se levanta con nuevos bríos este Aquaman (Jason Momoa), como un personaje que llega a demostrar que aún falta mucho por ver en el DCEU. Más allá de lo que se pueda decir sobre “Justice League”, la película de Snyder logró presentarnos e interesarnos por personajes como Flash (Ezra Miller) y obviamente a Aquaman. La actitud desinteresada, alcohólica y rebelde de Jason Momoa rompió completamente con la imagen preconcebida del personaje que ya una gran parte del público tenía sobre él en las historietas. “Aquaman” llega para asombrar al público del DCEU, mismo que se enfrenta a un futuro incierto, esta cinta es solo apta para quienes quieren ver un homenaje a los cómics con toda la onda del cine ochentero, y del personaje de Arthur Curry. Un director como James Wan, que lo mismo puede dirigir con eficacia producciones de terror y acción pero también bodrios, se desboca presentando las profundidades del océano con un artificioso estilo, que de forma inevitable nos remite a los más lamentables momentos de las precuelas en la saga de “Star Wars”. Las criaturas digitales marinas inundan la pantalla, incluidos temibles caballitos de mar, principalmente en la extensa y casi ininteligible batalla final. Con el elenco Wan recurre a Patrick Wilson como el villano principal Ocean Master, quien por cierto es su actor fetiche en sus filmes de la franquicia “El Conjuro”, para interpretar al Rey Orm, primero de los unidimensionales antagonistas de la película con el otro personaje que es Black Manta, bien encarnado por Yahya Abdul-Mateen II.
 
Ademas con cierta nostalgia, los más veteranos espectadores disfrutamos la presencia de un actor como Dolph Lundgren como el Rey Nereus, que resulta por demás curioso que quien interpretase a Ivan Drago en “Rocky IV” (1985) comparte la pantalla con quien interpretó a Drogo en la serie televisiva de “Game of Thrones” y a quien veremos en “Creed II”. En cuanto a la actuación llena de confianza y grata ligereza que Jason Momoa le imprime al personaje de Aquaman, lo convierte probablemente en el más relajado superhéroe del universo fílmico actual de DC Comics ya que no es tan azotado como el resto de sus compañeros de la “Liga de La Justicia”, al final, esta película logra sostenerse a flote gracias a su presencia física y carisma, aunque para mi gusto la Princesa Mera (Amber Heard) le roba cámara con su valiente actitud y lógicamente por su atractiva belleza. De grandes histriones como las estrellas hollywoodenses Nicole Kidman, Temuera Morrison y Williem Dafoe, están simplemente cumplidores con sus papeles de soporte. Con altibajos entre los fantástico y lo absurdo esta cinta resulta como un pez fuera del agua, aunque entretiene y divierte, independientemente de si uno conoce o no al superhéroe acuático que mas que nadar bajo el agua, vuela como un Superman en todos los océanos. Esta es una película mas que buena, la siguiente deberá ser mejor.
 
Reseña Aquaman
 
Lic.Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.

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