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Alice In Chains: Abajo en el Hoyo

“Down in the hole” fue una de las primeras rolas de Alice in Chains que escuché, y así me hacia sentir, realmente en un hoyo existencial, en el cual me sumergía más con el alcohol. Aunque eran contemporáneos de Nirvana, Alice no era comercial, y no tenía el “sonido de Seattle”, como las bandas típicas de grunge de los 90.

Llegue a la música de Alice en mi adolescencia, en esa etapa de vale madrismo, depresión y existencialismo poético, aún escuchaba a Nirvana y a algunos de la escena grunge pero nunca me llenaron. Si bien Cobain fue un ídolo temprano en mi niñez, en mi adolescencia carecía de los mismos, solo Morrison seguía llenando ese gran mimetismo interno.

La música fuerte acompañada de letras pesimistas y llenas de dolor poético era con lo que me identificaba, vitoreaba algunas frases de sus canciones en mis carpetas de estudios, había quienes las leían y se apartaban de mí o se acercaban más por diferentes razones. Eso no importaba pues estaba abajo en el hoyo y no tenía alas para salir, porque mis alas ya estaban muriendo.

Posterior a la adolescencia seguí escuchando a Alice, sin embargo ya no me llenaba tanto, mis búsquedas introspectivas ahora se acercaban más al metal progresivo, el grunge metalero y depresivo de Layne quedaban en el pasado,  pero en ocasiones frases sueltas llegaban de madrazo a mi cabeza o el simple hecho de ir a algún lugar y escuchar grunge me incitaba a pedir algo de Alice, muy pocas veces conseguía que los pusieran, siempre era Nirvana, Pearl, Stone Temple, o Soundgarden, si bien me iba ponían a Audioslave.

No los culpaba, como lo dije, Alice no era una banda tan comercial, no tenía los reflectores de las mencionadas y quienes si sabían de ellos me comentaban que sentían algo raro al escuchar las letras y la música, algo chocaba en ellos, ese era el valor de esa banda, la potente música y las letras de Layne, tan personales y que también reflejaban la incomodidad de una generación, me atrevo a decir mucho más que las letras de Cobain, hacía que unos pocos seres “extraños” tararearabamos sus melancólicas frases.

Quizá y esta comercialización, sobre todo en México y América Latina, hizo que Cobain fuera más extrañado con su muerte,  tal vez por el icono que era y su tempestiva muerte, misma que le permitió entrar al mítico club de los 27.  Layne,  por su parte,  murió mucho después y no de una bala, sino de una típica sobredosis, la cual lo dejaría  también muchos días muerto en su departamento acompañado de sus propios demonios. Ese día, 5 de abril de 2002, el nuevo siglo cobraba otra víctima de la depresión y de los excesos.  Irónicamente yo atravesaba por una depresión y muchos excesos mientras festejaba mis 19 años.  Yo seguía abajo en el hoyo.

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