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República Cinéfila | Rocketman (2019)

Aunque llegó algo tarde a las salas de los cines de la capital de Tamaulipas valió mucho la pena la espera de ver por fin el filme Rocketman, que es una fantasía sobre la increíble y humana historia de los años en que Elton John se convirtió en la superestrella que es hoy, ya que la cinta sigue el viaje del tímido prodigio del piano Reginald Dwight, hasta su llegada a la fama y el éxito de la música.
 
Esta historia muestra cómo un chico de un pequeño pueblo británico  se convirtió en una de las figuras más icónicas de la cultura pop, y está ambientada en las canciones más queridas de Elton John, correctamente interpretadas por Taron Egerton y por el elenco. Con las lógicas comparaciones a la reciente “Bohemian Rhapsody” (2018), las dos películas comparten al director Dexter Fletcher, aunque a la de la banda Queen solo le puso el lazo final y de “Rocketman” se ha encargado desde el minuto uno, con las intenciones de llegar a los corazones y bolsillos de sus fanáticos mientras cuentan las vidas de dos estrellas del rock. Si con Freddie Mercury pasaron de puntillas por las drogas y la homosexualidad, con Elton John no se dejan detalle sobre sus salvajes años 70 y 80. Hay hasta un amago de escena sexual con su mánager John Reid (Richard Madden), aunque según cuentan sí se dejaron en la sala de montaje las partes más calientes. La otra gran diferencia es que “Rocketman” es un musical. Punto. Y no tarda más de 10 minutos en arrancarse con una escena coreográfica.
 
Las canciones de Elton John, aunque no se integran cronológicamente con su biografía, sirven para avanzar narrativamente, saltar flashbacks y resolver momentos dramáticos, como el gran momento acuático de “Rocketman” en su intento de suicidio. Mejor esta solución que la terapia con la que empieza la película, a la que llega con uno de sus más extravagantes disfraces, del que se va desprendiendo según revela detalles de su vida porque se quita capas de Elton John para volver a abrazar a Reggie Dwight que es su verdadero nombre, el niño que fue y perdió por el camino. “Rocketman” no deja de ser un estudio de identidad del cantante, cómo mató a Reggie para ser Elton y cómo el triunfo y la soledad casi acabaron también con Elton. Eso sí, él produce, así que, aunque más honesta, no deja de ser una celebración absoluta de su figura y su carrera. Algo más sincera que “Bohemian Rhapsody” y también se ve cantando. En “Rocketman”, las letras de las canciones son parte de la narrativa, por lo que la historia no se interrumpe con la inserción de los números musicales porque además, otro de los aspectos que refuerzan la fluidez de la historia es la transición de las escenas. Si bien es una historia lineal que sólo tiene un salto en el tiempo –al ser narrada por Elton John desde la casa de rehabilitación–, el cambio de un momento a otro no es simple ni convencional. Porque la transición entre las escenas puede ser mediante objetos significativos que terminan por comunicar un mensaje en si mismo, la historia en la trama no sólo es fluida, también tiene elementos que ayudan a mantener el ritmo emotivo de la cinta. Uno de ellos es la metáfora visual, como aquella que sucede en los últimos momentos de la película con Elton que se reencuentra consigo mismo y se enfrenta a las personas que en su vida personal le dificultaron el camino a su estrellato musical. Y eso es de lo más destacado en esta gran producción. Es a la vez un homenaje a las letras del compositor Bernie Taupin.
 
Taron Egerton toma vuelo como Elton John en ‘ROCKETMAN’ de Paramount Pictures
 
El actual cine biográfico ha estandarizado una serie de reglas que lo vuelven un género fílmico tan previsible como efectivo para el público que busca lo biográfico como seguro de calidad, donde hay una suerte de contrato implícito por lo que se termina tomando como indudable eso que se nos cuenta en la gran pantalla. Y que no es otra cosa que la acumulación de datos enciclopédicos sobre la estructura de ascenso y caída de los ídolos. Dentro del género, el biopic sobre músicos es el que más se ha extendido a raíz de un dato cierto porque los cantantes, los músicos, parecen tener esa dosis de carisma y gancho para convocar a multitudes como el reciente suceso de un filme apenas discreto pero espectacular como “Bohemian Rhapsody” es una demostración cabal de esto y el de salvajes excesos “The Dirt” (2019) sobre el grupo de heavy-metal Motley Crue.
 
A este territorio se suma ahora “Rocketman”, la película de Dexter Fletcher que sigue al pie de la letra el reglamento porque es un recorrido por un tramo de la vida del británico Elton John, donde muestra las luces y las miserias del artista, su genio y su talento, adosando datos biográficos wikipediables y un elenco interpretando a celebridades con esfuerzo y carácter mimético. Pero y lo interesante de la película son sus peros, hay un borde que “Rocketman” decide atravesar, una contención que derriba, que la conecta con el personaje y que la vuelve distinta y fulgurante, lo otro que hace distinta a esta producción es lo desaforado de algunos pasajes. Si el propio Elton John es un intérprete desaforado a través de su vestuario, Fletcher encuentra el correlato visual y narrativo en una suerte de entramado de estímulos audiovisuales que hacen recordar por momentos al cine de un director como Baz Luhrmann. Hay pasajes como el de “Rocketman” el tema musical que incluyen una metáfora de lo más graciosa, pero la película asume que ese es además parte de su encanto y del encanto de su personaje que no le teme al ridículo, al provocar y al romper con determinadas estructuras.
 
Por eso que en definitiva la clave en “Rocketman” es la auto-confesión, como en la primera escena, aquella en la sesión de autoayuda a la que Elton John ingresa vestido de demonio que le sirve al personaje real para hacer las paces con su pasado, también para pasarle factura a sus padres o aceptarse tal cual es ahí ingresa otra metáfora un poco redundante, la del artificio abrazando al hombre que es, pero que la película asimila por los materiales con los que trabaja. Todo esto da cuenta de una egomanía que, en verdad, el propio personaje real nunca disimuló y por eso suena lógica. Claro que “Rocketman” es también una película que exige ingresar en sus propios códigos, pero eso es también algo distintivo en el contexto de un cine mainstream que se piensa para ser consumido sin complicaciones.
 
“Rocketman” es la película que sirve para que el espectador conozca un poco más del personaje, pero que también le sirve al personaje para exorcizar sus propios demonios. Fletcher generó grandes expectativas sobre el balance en la personalidad del personaje al afirmar que uno de los principales retos fue construir el personaje de Elton. El director equilibró las pésimas experiencias con las buenas. No obstante, ese balance no existe porque aquí Elton John es una completa víctima. Aún así, “Rocketman” es una película hecha no sólo para los seguidores de la estrella, sino para todos aquellos que gusten de las historias que alzan el ánimo cuando la meta se ve demasiado lejos. Y entre ese tipo de películas, resalta, sin duda, por la forma de contar la historia aprovechando todos los recursos que brinda el cine biográfico musical con el director y el actor protagonico que demuestran su química y destreza para contarnos esta historia sobre pequeños como grandes sueños, pero con un escabroso camino que comienza desde el núcleo familiar, es una fórmula que funciona muy bien en “Rocketman”.
 
 
Mi 9 de calificación bien ganado a la interesante película de un director como Dexter Fletcher que decide construir a su estilo el relato, si la cinta es producida por el propio Elton John, que el John ficcional esta muy bien interpretado con pasión por Taron Egerton, una de las claves positivas del filme es que se introduzca en un grupo de autoayuda para, a partir de ahí, caminar un trayecto de su historia, es tan autoconsciente como honesto. No sólo porque pone al relato en una forma de discurso casi ficcional, sino porque ya no se trata de dudar de lo que se cuenta, sino de aceptar lo que se cuenta como una autorreflexión que puede estar ocultando o no algunos datos que pueden vestirnos alguna verdad, que pueden recordar con el nivel de irregularidad con que lo hace la memoria, embelleciendo o afeando lo que se desea.
 
En definitiva, manipulando la historia, la verdad, que es aquello que todos los biopics hacen pero pocos se animan a confesar. Ese carácter de narrativa explícita tiene su correlato además con las formas que adquiere el mismo. Ese artificio que la película admite se relaciona con el género musical que es el que toma por completo el control de “Rocketman”. Aquí tenemos no sólo canciones bien ejecutadas sobre un escenario o en un estudio recreando pasajes históricos, sino también diálogos que se convierten en canciones como por ejemplo el momento coral de “I Want Love” y números musicales subrepticios como el enérgico cuadro con la canción rocanrolera “Saturday Night’s Alright”. Y no importa que uno sea fan de Elton John, de seguro su cinta biográfica “Rocketman” le tocará el corazón de una u otra manera, ya sea a través de la música o de momentos conmovedores que reflejan las heridas y sensibilidad del famoso artista pop. Con las heridas de la infancia, con sus vacíos existenciales y las preferencias sexuales del cantante le van complicando la existencia de manera dramática sin mencionar la presencia de su mánager John Reid, estupendamente interpretado por el actor Richard Madden.
 
Aquí nos adentramos al interior de Elton John y podemos sentir un tremendo dolor que había estado adormecido por grandes pasajes musicales pero que inevitablemente debía ser exorcizado. “Rocketman” es dirigida con gran temple donde Fletcher encuentra una mezcla perfecta entre el drama, el dolor y el éxtasis de un musical, y como un piloto del espacio, sin titubear, nos lleva a un aterrizaje seguro y liberador siendo una película autobiográfica tan profunda como entretenida, con grandes actuaciones y un magnífico diseño de producción, más complejo, con personajes secundarios tan bien construidos como los protagónicos y con una magnífica puesta en escena de los brillantes números musicales. “Me he acostado con todo lo que se mueve y me he metido todas las drogas posibles. Y, además, mamá –le dice el Elton John de Taron Egerton a su apática madre interpretada por Bryce Dallas Howard– lo he disfrutado” o sea que habla de que vivió a tope la época del sexo, las drogas y la música pop en una frase que cierra de un portazo todas las comparaciones con otras cintas biográficas musicales que viendo el resultado en taquilla, están hoy en una tendencia a la moda.
 
Reseña: Rocketman
 
Lic. Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.

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