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El Hoyo | República Cinéfila

La película dirigida para la plataforma Netflix por el cineasta Galder Gaztelu-Urrutia en esta producción española es una alegoría burda y pretenciosa sobre el capitalismo, aunque por momentos perturbadora; la mayor parte del tiempo utiliza los clichés y lugares comunes escandalosamente para generar miedo y asco, dejando la coherencia y los arcos narrativos en segundo plano que es una aguda crítica hacia el exceso y desperdicio de recursos de los más privilegiados.
 
La cinta gira en torno a un sujeto llamado Goreng, encarcelado en un extraño lugar conocido como “El Hoyo”. ¿Por qué llegó ahí? Al parecer fue de manera voluntaria, pues deseaba dejar de fumar. Y como a los internos se les permite llevar con ellos un artículo, Goreng eligió un libro: “El Quijote”. El lugar está conformado por decenas de niveles que van de arriba hacia abajo, y en cada uno hay dos internos. En un principio nos preguntamos por qué Goreng está ahí si no cometió ningún crimen. Después entendemos que “El Hoyo” pareciera ser una especie de programa reformatorio donde puede llegar cualquiera, y al salir se les promete un “título homologado” o lo que que esto signifique.
 
Quizá les ayude a ser aceptados en la sociedad o a tener un lugar más prominente. O es sólo la ilusión para reincorporarse al mundo de arriba. El problema de estar en “El Hoyo” es la alimentación: hay una plataforma al medio que baja comida, la cual se queda durante unos minutos, para después seguir al siguiente nivel. Conforme va descendiendo, la comida se va acabando. Así pues, los de arriba comen bien y en exceso, mientras que los de abajo sólo sobras y los de más abajo no alcanzan nada. ¿Quién diseñó este sistema? Sólo se dice que es la administración. 
 
El compañero de celda de Goreng es Trimagasi, un asesino que optó por llevar consigo el cuchillo más filoso que existe, y cuya particularidad consiste en irse afilando más a medida que se usa. Ambos están en el nivel 48, donde reciben comida suficiente, pero como a todos los van rotando cada cierto tiempo, quizá mañana les toque en un nivel más abajo. ¿Podrá Goreng ser capaz de cambiar el sistema? La dinámica en su trama se presenta tan sólida gracias a la estructura de la prisión, que las probabilidades son pocas, sin mencionar que eso saca lo peor de los seres humanos. ¿Persistirá en su empresa como “El Quijote”? Nuestro protagonista va conociendo diferentes reos y conforme avanza la historia, nos enteramos de que muchos no necesariamente están ahí por cometer algún crimen, sino simplemente porque buscan “algo” del sistema. Y es que en esta distopía, el ser humano busca someterse a esta prisión y ‘aguantar’ un tiempo determinado para recibir algo a cambio, como una recompensa. ¿Cuántas veces el humano ha estado dispuesto a sacrificar parte de su libertad y viajar 3 horas al trabajo o 7 días de la semana a cambio de algún bien material? ¿Es su culpa o es la de un sistema más grande que sólo premia a los que están arriba? Son preguntas que nos hacemos a raíz del visionado de este largometraje.
 

 
Netflix compró los derechos para el resto del mundo y ahora la estrena en una época en la que parece que la realidad y la ficción coquetean más que nunca. Aquí, aunque pudiera parecer, no hay un discurso sobre la lucha de clases como lo hay en otra cinta sci-fi similar, pero en donde el movimiento de los personajes es lateral y no vertical: “Snowpiercer” del galardonado director coreano de la cinta “Parásitos” Bong Joon-Ho.
 
En “El Hoyo” uno de los temas principales es el uso de los recursos y cómo el ser humano frente a una emergencia puede caer en excesos. El nivel de tensión y suspenso que logra el cineasta Gaztelu-Urrutia desde sus primeros minutos se mantienen a lo largo de sus 90 minutos de proyección en su duracion. Desafortunadamente, una vez que se acerca al final, la película deja de tomar riesgos y toma un camino seguro que evita ofrecer explicaciones y deja muchas cosas a la libre interpretación del espectador.
 
Los seres humanos, malos o no por naturaleza tiene pocas opciones y al parecer no se les puede culpar por ser viles. Así que necesitan de uno o varios valientes que quieran y encuentren la manera de poner fin al sistema. Narrativamente, nada de lo que termina haciendo el protagonista tiene sentido; al final todo descansa en el discurso político del realizador y guionistas David Resola y Pedro Rivero. El desarrollo de personajes no está para tirarse a la basura, pero no se resuelven de una manera muy efectiva. Un par de veces en la película hay personajes que dicen ‘si tomamos únicamente lo que necesitamos, la comida podría llegar a todos los que estamos aquí’ pero al parecer en momentos de tensión y crisis, el ser humano sólo ve por él mismo. Los parecidos con situaciones actuales en las que una sola persona compra todo el gel antibacterial en un supermercado o llena carritos de despensa con la pandemia mundial de coronavirus por los cientos de botellas de cloro y papel de baño son absoluta coincidencia.
 
Con un diseño de producción cinematográfica pocas veces visto en el cine español –con todo y grandes directores de género como Alejandro Amenábar (“Tesis”, “Abre Los Ojos”), Nacho Vigalondo (“Los Cronocrimenes”) o, más recientemente, Carlos Vermut (“Magical Girl”, “Quién Te Cantará”)–, “El Hoyo” es una cinta cuyo impacto y resonancia se ven magnificados justo en esta difícil época contemporánea. Así, resulta una metáfora interesante sobre nuestro comportamiento en momentos de emergencia y un llamado al orden si es que todos queremos sobrevivir estemos en el nivel que estemos.
 
“El Hoyo” es un discurso político disfrazado burdamente de narrativa, con cierto tufo de superioridad moral, siendo una alegoría de la sociedad capitalista, y la esperanza de que el día de mañana estemos en un lugar mejor. Mientras que parte de la obra de Bong Joon-Ho como la mencionada “Snowpiercer” o más recientemente “Parásitos” es una crítica a la abismal diferencia entre los ricos y los pobres, no habría que catalogar a “El Hoyo” dentro de este mensaje. Su discurso está más enfocado en los efectos que los excesos pueden provocar en el ser humano. Es un comentario sobre el capitalismo desmedido y los resultados que dicho sistema fuera de control puede tener sobre los comportamientos de quienes están «arriba» y quienes están «abajo». Mi 8 de calificación bien ganado a esta llamativa propuesta fílmica que llega en un momento en el que todas las plataformas en servicios de streaming están acaparando la atención por la cuarentena internacional.
 
Lic.Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.

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