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El Club de Los Idealistas | República Cinéfila

El Club de los Idealistas. Después de una larga ausencia de casi 6 meses por la pandemia global de coronavirus en las butacas aquí está mi análisis sobre lo que hacía falta actualmente en las salas de cine en México y llego a una conclusión de que puede haber comedias de todo tipo pero faltaba una comedia de autor con ese rumbo en la historia de un reencuentro que vivirían varios amigos porque aunque no inventa el hilo negro, la cultura mexicana es muy de nostalgia, esta cinta junta todos esos elementos y hace algo que nos gustaría ver con la nostalgia, la música, las reuniones de amigos con una generación que está en los 40 y que cuando no nos ven, nos comportamos como si tuviéramos 16.
 
Como argumento en la sinopsis de la trama, siete amigos de la universidad se reunirán después de muchos años en el lugar en el que prometieron que pasarían juntos el resto de sus días, una casa en el campo donde poder tener una vejez tranquila. Solo uno de ellos ha continuado el plan y en la reunión hará que se den cuenta de lo mucho que han cambiado o si es que siguen siendo aquellos jóvenes idealistas que juraron nunca dejarían de ser, porque esta historia de un grupo de amigos que, durante su juventud, diseñó un plan para vivir juntos en un lugar idílico en medio de un bosque y alejados de toda urbanidad dicho plan ocurriría una vez que fueran adultos, pero llegados este punto sólo Aranas (Juan Pablo Medina) se ha apegado al pacto.
 
Por este motivo invita al resto para un reencuentro que despertará en cada uno ese espíritu juvenil que quizás hayan perdido en el camino y el cual, si logran recuperarlo, les cambiaría la vida para siempre. Los reencuentros son interesantes porque son motivo de conflicto ya sea el reencuentro con un padre, con un hermano, con exparejas y me parece fascinante la vida vista desde el reencuentro, desde el espejo de las otras personas. Aunque otro de los factores que buscaba plasmar el cineasta Marcelo Tovar era el cambio, el paso del tiempo en las personas y las transformaciones que ello trae. Y haciendo el mismo análisis que harán sus personajes en la película, hay elementos biográficos que refleja fielmente en el guion de su autoria a sus deseos y convicciones de juventud. Así, el director de “Asteroide” (2014), escribió su cuarta cinta, que llegó a cines nacionales  tomando referencias de su propia vida y dándole especial importancia a la creación y dirección de personajes. La película tiene como protagonista a Juan Pablo Medina, quien interpreta a Aranas, el más idealista del grupo de amigos que logró construir la primera casa. El elenco está conformado por Tiaré Scanda (Susana), Nailea Norvind (Abigaíl), Claudia Ramírez (Tristana), Andrés Palacios (Orlando), Yolanda Ventura (Elena) y Tomás Rojas (Omar).
 

 

Como director se nota que Tovar tiene muy claro lo que quiere, más que riguroso, el trabajo fue libre y los actores experimentaron técnicas que nunca habían probado. El estilo de filmar de Marcelo fue como algo nuevo, como grabaciones de 360 grados, con cámara en mano y con esa libertad que podría parecer un caos pero que él tenía bajo control haciendo muy atractiva la cinta que también se tratan sutilmente temas como el feminismo, la liberación de la mujer, la experimentación sexual y los roles de género en una película moderna y atractiva no solo para el público de nuestra generación, sino también para las generaciones más jóvenes. La película fue filmada y grabada en Valle de Bravo en el céntrico Estado de México, donde se nota que sus personajes entablaron una relación muy cercana visible en la pantalla resultado de las seis semanas que los actores y el equipo de producción convivieron, esto fue esencial para que existiera la proximidad necesaria entre los actores y estrellas pudiera ser creíble para los espectadores lo que se plasma en el resultado con mucho de esa buena química entre los actores que es lo más protegido de la película”, porque no hubo grandes complicaciones en la filmación. La película ya llego a las salas de cine nacionales comerciales el pasado jueves 24 de septiembre y en lo personal estoy esperando que toda la gente pueda retomar el buen hábito y gusto de asistir al cine.       
 
El Club de los Idealistas                                                                                   
 
Mi 8 de calificación personal a esta producción cinematográfica nacional que entretiene y conmueve porque su guion se sostiene de situaciones entre la comedia risible con diálogos trillados y con resoluciones fáciles que le restan contundencia a las buenas intenciones de la obra. Porque el objetivo de “El Club de Los Idealistas” busca en el género fílmico el de renovar el espíritu de la amistad y de los lazos fraternales, por muy cursi que esto pueda sonar. Esta producción nacional que es como una sencilla carta a la amistad y a los ideales de la juventud que se beneficiaría de una mayor solidez en su guion porque habla sutilmente del interior de sus personajes en el fondo, como en la forma del de innovar muy poco detrás de la cámara como un relato que versa sobre la crisis de la mediana edad y el no soltar aquellos ideales que nos devuelven al pensamiento de la juventud en la que todo es posible. Al mismo tiempo, el núcleo de toda la película es el tema de la amistad y ése es quizás el rubro en el que mejor se desenvuelve gracias al desempeño del variado elenco entre actores de cine y televisión.
 
La trama propone al espectador ponerse en los zapatos de personajes construidos para una muy fácil identificación ya que el público no hará mayor esfuerzo para encontrar dentro del club a una persona que le hable directamente o le recuerde a alguien cercano. En este filme cada individuo tiene algo que decir y Tobar se esfuerza por poner en boca de cada uno un discurso que le hable al público contemporáneo sobre temas necesarios como el papel preponderante de la mujer, la fluidez sexual, la insatisfacción del matrimonio, los núcleos familiares diversos y sobre todo la persecución constante de los sueños tanto personales como profesionales; pero esta pretensión fracasa cuando a los personajes se les asigna una comedia y narrativa predecibles que los encamina a un desenlace algo forzado. Esto sería una buena virtud de no ser porque el guion de Tobar se queda en mi opinión a la mitad del camino en la creación de sus personajes que tienen identidades complejas para que muevan al espectador.
 
En cambio, se sirve de los obvios arquetipos y clichés para mostrar personalidades contrastantes. Por ello en el grupo encontramos a la persona alcohólica, al machito anticuado, al mirrey conquistador, o a la solterona desesperada por encontrar pareja. Aunque su puesta en escena en ocasiones no sea tan ágil, visualmente empata con el idealismo de los personajes en la locación que se convierte así en un personaje más y la fotografía de Ramon Orozco Stoltenberg logra capturar la benévolo del lugar sin tanto ornamento ni tomas complejas. A pesar de sus flaquezas, se las ingenia para resultar entretenida y esbozar con buenas intenciones una reflexión sobre la unión fraternal y ese otro tipo de amor que aunque no sea romántico también es poderoso y duradero. Resulta irónico que una película mexicana sobre los reencuentros y las reuniones de amigos llegue a las pantallas de cine en un momento de la historia en el que el mundo no puede hacer precisamente eso. Hay un interesante elenco/reparto con un más que correcto Juan Pablo Medina (“Guadalupe Reyes”, 2019) que junto a Nailea Norvind (“Julia vs Julia”, 2019), Tiaré Scanda (“El Callejón de Los Milagros”, 1995), Claudia Ramírez (“Solo con tu Pareja”, 1991), Andrés Palacios (“Imperio de Mentiras”, 2020), Yolanda Ventura (“Rosario Tijeras 2”, 2018) y Tomás Rojas (“Falco”, 2018). Entre el cine comercial con un toque de autor que al menos se aleja de las típicas comedias románticas que proliferan actualmente en la industria mexicana y que de momento es el camino que hace llegar a un público masivo a las butacas del país.
 
Lic.Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.

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