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Nadie (Nobody) 2021 | República Cinéfila

Nadie, (Nobody) es una sorprendente producción fílmica que sin proponer nada realmente nuevo llega a aportar con su trama y tono al gustado cine de acción.
 
En la sinopsis oficial de la trama, un transeúnte (Bob Odenkirk) interviene para ayudar a una mujer que está siendo acosada por un grupo de hombres y se convierte en el objetivo de un narcotraficante en una noche, unos ladrones entran a robar en la casa de Hutch Mansell, un hombre de familia corriente que para protegerla, este decide renunciar a resistirse, lo que causa conflictos familiares los días posteriores. Sin embargo, este incidente hará que florezca su lado más oscuro. Si el actor televisivo Bob Odenkirk tenía casi 50 años de edad cuando empezó a trabajar en su papel de éxito Saul Goodman en las series de televisión “Breaking Bad” y “Better Call Saul”, ¿por qué no podía ser, pasados esos 50, un héroe de acción? “Nadie” es la respuesta a esa pregunta, un traje hecho a la medida de la estrella que no pretende ser el nuevo Liam Neeson, pero sí tenía ganas de dar unos cuantos golpes y profundizar en ese lado rabioso y justiciero que le sale a todo padre de familia cuando le tocan a su manada.
 

Un experimento que se nota muy estudiado, pero sin molestar porque han encontrado el secreto de esa fórmula de hombre maduro, de don nadie, con ínfulas de vengador y habilidades para matar. Quizá hasta hayan encontrado el secreto de una saga que siga los pasos a “John Wick” si la pandemia global de covid lo permite, no es casualidad que ambos héroes improvisados compartan guionista. Odenkirk es muy creíble como ese don nadie, como ese padre de familia hastiado, tan aburrido de sí mismo que salta como un resorte la noche que dos ladrones intentan robarle y se llevan la pulsera de su hija. Ese pequeño detalle que dispara algo en él, un pasado secreto de asesino que se desquita en una escena de autobús contra mafiosos rusos que no esconde su admiración por la cinta original asiática “Oldboy”. Los secundarios (Christopher Lloyd y RZA) y hasta los malos también aportan diversión para que nos tomemos en serio a este nuevo don nadie con ganas de marcha. Cinta apta para quienes estén hasta las amígdalas de tanto cine didáctico. Con lo mejor en la arrolladora secuencia del autobús y también con lo peor de que algún publico cinefilo la tache de parafascista. La idea original del filme provino de la mente del propio Odenkirk y recayó en el guionista Derek Kolstad (“John Wick”) en desarrollar la historia y ofrecerle un camino de venganza y furia para el personaje de Hutch Mansell. La cinta “Nadie” demuestra que aunque no haya nuevo bajo el sol porque básicamente es John Wick, sin perro, la ejecución de una idea similar puede lograr un producto igual de fresco y hasta por momentos diferente. 
 

 

Pero lo que tiene de vulnerable, la película lo compensa con una trama que no se toma en serio como lo hacen sus contrapartes del estilo de John Wick, Jason Bourne o Búsqueda Implacable. Su sentido del humor ayuda a diferenciarla del resto, pero no estamos ante un humor que busca el protagonismo sobre la acción, sino que su balance está presentado gracias a pequeños detalles en edición o lo mismo ‘ridículo’ de la trama donde algunos personajes son tan amenazantes que terminan por ‘abrazar’ esa peligrosidad y emplearla para ser el gag final de las bromas en ciertas escenas. Bob, como tantos, aprovechó la puerta que abrió Liam Neeson hace bastante tiempo. O tal vez ya la había abierto Charles Bronson hace más tiempo. Lo que sea, que hoy para ser un héroe de acción clásico hay que tener más de 55 años de edad, ejemplos los de Tom Cruise, Keanu Reeves, Liam Nesson, y ahora el de Bob. Ni qué hablar de un Bruce Willis, Steven Seagal o un Mel Gibson¿Arnold Schwarzenegger?, ¿Sylvester Stallone?, ¿Chuck Norris?, pffff…. ya son unos ancianos. El más joven es Jason Statham. Nadie hubiera imaginado a nuestro querido Jimmy McGill, o Saul Goodman, clavándole una pava en la cabeza a un urso ruso. A lo sumo mandaba a matar, pero él nunca. Y sin embargo aquí todo es creíble, hermoso, divertido en este filme.
 

 
Mi 8 de calificación personal a “Nadie” porque no en vano, al timón tenemos a un magnífico Bob Odenkirk quien es un nuevo héroe de acción con quien es fácil sentirnos identificados, al margen del Saul televisivo, es un crack ducho en transgresión multipolar, autor de toneladas de sketches y responsable de una joya tan rescatable como “Los Hermanos Solomon” (2007). Citando Yo soy la revolución (D. Damiani, 1966): “No compres pan con ese dinero. ¡Compra dinamita!” y cuando todo artefacto cultural es juzgado y condenado únicamente desde una perspectiva político/ social/moral/de género, una película como esta parece un oasis para aquellos que no creemos que la ficción pueda ayudarnos a ser mejores y mucho menos tenga la obligación de hacerlo.
 
Con un cóctel adrenalítico aderezado con el mejor vitriolo, la película de Naishuller salta alegremente del hardboiled de Brian Garfield al poliziesco de Sollima o Castellari, de Schumacher a George Armitage, y de ahí a las novelas gráficas en comics de Mark Millar o Frank Miller, sin tomarse del todo en serio, pero respetando a un público que entiende el cine como cosmos paralelo a la prosa de la vida ordinaria y de paso, cortocircuita sin clemencia a los voceros oficiales de la nueva corrección política. Porque cinematográficamente hablando el personaje de  Hutch Mansell es un padre de familia que aguanta con resignación y sin defenderse los golpes de la vida. Un don nadie. Una noche, cuando dos ladrones entran en su casa, Hutch decide no actuar y no trata de defenderse ni al él mismo ni a su familia, convencido de que solo así evitará una escalada de violencia. Tras el ataque, su hija adolescente Blake no oculta su decepción, y su esposa Becca se aleja todavía más.
 

 

Gracias al talento de Odenkirk es casi imposible no sentirse identificado con el hartazgo que tiene Mansell en su rutina ordinaria, quien al ver la mínima oportunidad de regresar a su vida pasada no duda en tomarla. El acierto de tenerlo como protagónico es que a diferencia de una estrella de acción del mismo rango de edad tipo Bruce Willis, Liam Neeson o incluso Keanu Reees, Odenkirk le otorga una vulnerabilidad creíble a su personaje. Asimismo resulta siempre refrescante ver a un histrión de la talla de Christopher Lloyd ser partícipe de escenas igual de importantes para el desarrollo de la trama y que no se haya limitado su participación simplemente a un mero personaje secundario; como bien fue el caso de alguien como Connie Nielsen quien pasa un tanto desaprovechada en la película. Porque existen una infinidad de ensayos sobre cine dramático, de autor o aquel presentado en festivales. “Nadie” resulta una mezcla exitosa entre el cine de acción de los años 80, donde la amenaza del villano ruso está presente, pero sin otorgarle al protagonista unas características de cuasidios que impiden que sufra daño. Aquí Hutch es golpeado, acuchillado, pateado y balaceado a la menor provocación y, ¿quién no se ha sentido alguna vez -o toda la pandemia- como nuestro protagonista? En cierta manera todos somos “Nadie”. Sin embargo, las películas de género, sean de comedia, terror o en este caso de acción, tienden a ser menospreciadas muchas veces dentro del círculo crítico que consume cine más ‘exquisito’. En el caso de las cintas de acción, de unos años para acá han tenido un resurgimiento con un público que prefiere la realidad de un buen golpe que cause daño, a la fantasía de “John Rambo”; y sobre todo esta película “Nadie” (“Nobody”) que continúa con esta popular tendencia. El público cautivo de ese cine de acción furioso es bastante adulto. Actualmente en Hollywood los actores jóvenes están más preocupados en cuidar a las ballenas, a los pandas, el calentamiento global y en representar historias que encajen en la agenda temática de la semana. No vaya a ser cosa que alguien en Twitter les arranque una campaña en contra y los cancelen. Lo bueno de este cine de acción de viejos rudos es que ha pasado de tomarse en serio, como las películas taquilleras de la saga “Búsqueda Implacable”, al disparate y la hipérbole de las enormes cintas de “John Wick”. La diversión, en el cine de acción, peina canas y te corta el cuello con un grisín.
 

 
Lic. Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.

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