Los Tres Mosqueteros: D’artagnan | República Cinéfila
Aunque esta película no llega a ser una de las mejores versiones de la conocida historia, los nuevos Tres Mosqueteros: D’artagnan posee una pizca de intriga y romance, así como unas bien logradas secuencias de acción en esta versión francesa de la historia creada por el escritor Alexandre Dumas que luce poco inspirada, pero funciona mejor cuando estalla la aventura.
Pero no se confíen en las apariencias. Pese a que la nueva versión cinematográfica de Los tres mosqueteros cambia un poco la historia original y hace que uno de los tres salga del clóset, lo cierto es que esta es una película chapada a la antigua.
Y no hay nada de malo en ello. Estos personajes que nacieron de la pluma de Alejandro Dumas en 1844 se vienen llevando al cine desde 1906 y han protagonizado más de cincuenta películas, siendo las dos del cineasta ingles Richard Lester las más populares y quizás las mejores.
En los Estados Unidos, las versiones más recientes fueron dos superproducciones que dejaron mucho que desear. Una de ellas es la simplemente buena versión de Disney en 1993 con Charlie Sheen y Keifer Sutherland que se recuerda más por la cancion All For One, el sencillo musical perteneciente a la banda sonora interpretado por los mosqueteros rockeros Bryan Adams, Rod Stewart y Sting.
La otra es un espectáculo de acción “clase B” un poco más mediocre que la anterior hasta Quentin Tarantino llegó a defenderla con Orlando Bloom y Milla Jovovich.
La primera intentaba aprovecharse del éxito de Robin Hood: El príncipe de los ladrones (1991), y la segunda fue otro vehículo para Jovovich por parte de Paul W.S. Anderson, su pareja y director de la insufrible saga de Resident Evil.
En Francia, las últimas versiones realizadas fueron de 1961 (Los diamantes de la reina y La venganza de los mosqueteros) dirigidas por Bernard Borderie. Aunque hay que decir que Bertrand Tavernier realizó una cinta en 1994 llamada La revancha de los mosqueteros, enfocada en la hija de D’Artagnan.
Siguiendo la tradición de Lester y Borderie, el director Martin Bourboulon (Eiffel) también dividió su película en dos (Los tres mosqueteros: Milady ya fue filmada y se espera su estreno para el próximo año).
Esta nueva película se encuentra en un lugar superior a las versiones del 1993 y 2011, pero no logra equipararse a las estupendas cintas de Lester, como tampoco a las divertidas entregas de Borderie, pese a un elenco de lujo y a una cuidadosa dirección de arte y fotografía.
En la trama de esta cinta, François Civil (de la serie Call My Agent) encarna al joven D’Artagnan, quien viaja a París para continuar el legado de su padre fallecido y convertirse así en un mosquetero al servicio del rey Luis XIII (nada menos que Louis Garrel).
En el camino, debido a su irreverencia e impertinencia, D’Artagnan es retado a duelo por cada uno de los tres mosqueteros.
Ellos son, como bien sabemos, Athos (Vincent Cassel), Porthos (Pio Marmaï) y Aramis (Romain Duris), quienes aquí lucen como los mosqueteros curtidos y veteranos de El hombre de la máscara de hierro (cinta de 1998 basada en El vizconde de Bragelonne, otro relato de Dumas que cuenta también con varias versiones cinematográficas).
Sobra decir que los duelos se aplazan indefinidamente, ya que D’Artagnan demuestra su heroísmo, su sentido del honor y su habilidad con la espada, y termina convirtiéndose en el nuevo integrante del trío (“¡Todos para uno y uno para todos!”).
Athos es condenado a muerte por un crimen que no cometió y detrás de su sentencia injusta se esconde una conspiración secreta urdida por la viperina Milady (Eva Green) y el siniestro Cardenal de Richelieu (Eric Ruf).
La investigación de los mosqueteros los lleva a descubrir un plan secreto que involucra a la reina Anne d’Autriche (Vicki Krieps) y a su enamorado, el Duque de Buckingham (Jacob Fortune-Lloyd) y que busca obligar al rey a atacar a los protestantes franceses.
De una manera paralela, se desarrollará un tierno romance entre D’Artagnan y Constance Bonacieux (Lyna Khouduri de Papicha), aliada de la reina. Las secuencias de acción (varias planteadas en impresionantes planos secuencia) están muy bien logradas, pero John Wick ha puesto la vara muy en alto en cuanto a este tipo de escenas. Y aunque los actores son de grueso calibre, da la apariencia que no dan lo mejor de sí, como si se tratara de una tipica película de superhéroes cansada.
Esperemos que la segunda parte supere a su predecesora. De todas formas, es grato apreciar en los cines comerciales a una cinta de acción y aventura a la vieja usanza, y más si procede del pais donde nacio originalmente el septimo arte, de Francia.
Mi 8 de calificación a esta producción fílmica europea, recordar que Los tres mosqueteros, la obra de Alexandre Dumas, ha tenido incontables adaptaciones al cine, entre directas, libérrimas, inspiraciones, parodias y demás.
Claro está, cuando el relato de aventuras era más popular en el cine, las adaptaciones eran más constantes. Pero desde hace un tiempo el cine perdió esa cualidad un poco desmelenada de la buena aventura y D’Artagnan, Athos, Aramis y Porthos dejaron de ser presencia constante en la gran pantalla.
Tal vez por eso, esta nueva adaptación dirigida por Martin Bourboulon genera un interés previo, o también porque genera curiosidad el regreso del material a la producción francesa.
De todos modos las presencias de Eva Green, Vincent Cassel, Romain Duris, Louis Garrel y más le otorgan un sello de calidad institucional galo.
Uno de los males que atraviesa a este tipo de relatos son las consabidas actualizaciones, que pueden ser de forma pero, especialmente, de fondo.
Los tres mosqueteros: D’Artagnan no es la excepción, aunque en este caso se podría decir que hay un acierto en el tono. Obviamente todo se ve y luce con ese acercamiento a cierta condición de verismo que el cine actual le exige a la fantasía, una necesidad que atenta contra el movimiento que este tipo de historias deben tener.
Por lo tanto, no estamos ante un filme que se mueva con galanura y brío, sino con uno que pretende cierta dosis de autenticidad y eso la vuelve un poco tosca. Como si a la ficción hoy no le alcanzara con ser ficción, o como si directamente estuviera mal vista.
Por eso que mayormente las traiciones palaciegas y los posicionamientos políticos le ganan en ocasiones a la acción. De todos modos, Bourboulon se revela como un director muy interesante a la hora de ejecutar las secuencias de acción, varias de ellas narradas en plano secuencia y con una apuesta por lo físico que vuelve todo bastante brutal, como la virtuosa secuencia de arranque.
El choque de las espadas tiene su peso y su sonoridad, los golpes y los disparos se sienten. Es en esos pasajes donde destaca lo mejor de la película y donde se aprovecha la buena química lograda entre François Civil, Vincent Cassel, Romain Duris y Pio Marmai, como los históricos mosqueteros.
Los tres mosqueteros: D’Artagnan es una película que aprovecha el peso de sus individualidades y las hace funcionar como equipo, un poco como los personajes de Dumas. Y, de yapa, una apuesta a dividir el relato en dos, algo que en primera instancia puede resultar anticlimático pero que nos devuelve a los tiempos de los seriales y no deja de ser simpático.
Los tres mosqueteros: D’Artagnan continuará en diciembre con Los tres mosqueteros: Milady y habrá que ver el rendimiento de esta película en la taquilla para saber si tendremos la oportunidad por estos lares de resolver el “continuará” en la gran pantalla.
Porque si hay algo que vence a los mosqueteros es sin dudas el actual diseño de la exhibición cinematográfica. Cada generación tiene sus mosqueteros desde hace más de un siglo.
Algunos son más que olvidables (¿o es que aún recuerdas a Chris O’Donnell o a Logan Lerman haciendo de D’Artagnan?). Algunos se nos quedaron grabados sin saber muy bien por qué (generación Mosqueperros, levante la mano).
Pero si algo es cierto es que los franceses, donde se creó la historia, donde sucede, no se habían lucido nunca en una adaptación como la que ahora firma Martin Bourboulon con bien de production values. Sí, la primera entrega del díptico rodado a la vez es una gran producción gala que poco tiene que envidiar a la que se pudiera haber hecho en Hollywood.
Es más, gana en cierto allure francés y en el carisma de sus grandes estrellas (Vincent Cassel taciturno, libertino Romain Duris, entrañable Pio Marmaï, misteriosa Eva Green, desconocido Louis Garrel… y sí, también la infalible, aunque no sea francesa, Vicky Krieps).
El orgullo del país de Francia es más que razón suficiente para entender por qué meterse en una nueva adaptación al septimo arte. Se agradece entonces que los referentes sean los clásicos de capa y espada, de aventuras y la propia novela, eso sí, intentando subrayar temas que hoy puedan gozar de más relevancia y simpatía, más amistad y lealtad que patriotismo monárquico, por ejemplo, más respeto e igualdad en el peso de los personajes. Más “todos para uno” que “uno para todos”.
Entretenimiento cinematografico con mucho detalle, esta es una mas que buena/correcta pelicula y las secuelas estan obviamente obligadas a realizarse si se da una nueva saga filmica deben de estar mejores tanto en forma y fondo.
Lic. Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.