“Star Wars esta actualmente en manos de esclavistas” dijo en su momento el gran director de comedias de culto John Landis (“Animal House”, “The Blues Brothers”) sobre el actual estado en la saga mas taquillera hollywoodense y tiene toda la razón, ya que tal vez George Lucas inventase “Star Wars”, pero puede decirse sin miedo que la auténtica creación de la saga corresponde a otras muchas personas, de hecho a guionistas como el gran Lawrence Kasdan, que firma el guión de este correcto filme con su hijo Jonathan, ademas de diseñadores, autores de cómics, novelistas a sueldo y, sobre todo, a muchos de los fans que se encargaron durante décadas de poner la carne sobre los huesos del famoso serial espacial.
Porque, si bien todo eso de la Alianza Rebelde, el Imperio y los maestros/alumnos Jedi está muy bien, porque su auténtico valor aparece cuando se usa de pretexto para contarnos dónde duermen, qué comen, en qué trabajan o qué música bailan los habitantes de esa Galaxia muy lejana.
En la sinopsis oficial en la trama de este filme, después de que el joven estafador Han Solo (Alden Ehrenreich) escapa de los tugurios de Corellia, promete regresar un día por Qi’ra (Emilia Clarke), el amor que dejó atrás. En el camino para obtener una potente nave (el Halcón Milenario) y ganar un montón de dinero se encuentra a una pandilla de delincuentes, con los cuales se prepara para realizar un gran atraco, mientras se hace de un amigo grande y peludo (Chewbacca), siendo esta una precuela del “Episodio IV: Una Nueva Esperanza” (1977) en la que se dan a conocer las primeras aventuras de Solo antes de unirse a la Rebelión, incluidos los primeros encuentros con Lando Calrissian (Donald Glover).
Esta es una rústica aventura de acción, con una historia secundaria que compensa su ritmo excesivamente frenético de mucha acción con un poco carismático Ehrenreich, pero lo suficientemente emocionante como para hacernos querer ver aún más pelis de Han y Chewie al incorporarse al universo galáctico como spin off de quien es uno de los más atractivos personajes de la saga en esta poco reveladora biografía del pistolero interestelar, que presenta los detalles que condujeron al afamado piloto a encontrar a sus camaradas.
Y es que un experimentado cineasta como Ron Howard, que tomó control del proyecto, se concentro en presentarlo como un rebelde sin destino que, por accidente, se involucra en una historia para robar, en este caso, un preciado combustible. Los accidentes son frecuentes en la vida del timador que en el transcurso de los años que abarca la odisea, pasa por una tortuosa historia de amor con una dama bella fatal y un saldo romántico que termina como una gran incógnita.
Esta película que sirve a manera de spin-off dedica un poco de espacio a los pequeños detalles sobre los orígenes del carismático contrabandista, y por eso entre otras cosas no resulta el gran desastre que se auguraba hasta ahora en la anticipada aventura, que es como una carta de presentación de una juventud melancólica y azarosa, pero que debió haber revelado más detalles de la personalidad del impulsivo y mitómano joven que lleva la vida sin apegos que define su apellido Solo, el experimentado contrabandista se mueve por el dinero.
No le interesa la espiritualidad, ni siente la afinidad por cuestiones relacionadas con La Fuerza de los Jedi, así que las espadas láser se quedan guardadas. Para mi gusto en sus inicios, tiene mucho más de “Indiana Jones” que de Harrison Ford. De ser un testarudo piloto del imperio, se vuelve un astuto bandido que, en medio de una operación de escape pierde a su amada, lo que lo motiva a emprender una búsqueda prolongada y al final de la cual se encuentra con variadas sorpresas.
Los fans esperan mucho, luego de la formidable entrega de “Episodio VIII: Los Ultimos Jedi”, del año pasado. Aunque estén al tanto de cómo se rodó esta cinta, es inevitable echar de menos a los cineastas Phil Lord y Chris Miller, autores que dejaron su huella bien impresa en las 2 producciones animadas de “Lluvia de Amburguesas” (2010/2013) y en “Lego: La Película” (2014) que fueron expulsados por Studios Disney/Lucas Film de mala forma, se sigue notando aquí, y uno piensa que su despido nos ha vetado la posibilidad de ver un filme mucho más gracioso y memorable. Pero aquí hay una buena noticia, el veterano director Ron Howard que sustituyo a los realizadores originales no es el que algunos nos temíamos en dramas y thrillers como el de “Una Mente Maravillosa” (2001) y “El Código Da Vinci” (2006), para entendernos sino el otro, el bueno, el que filmó la comedia romántica y la de fantasía épica “¡Splash!” (1984) y “Willow” (1988) antes de irse a narrar capítulos de la serie televisiva “Arrested Development”.
Howard lo lanza a sus territorios, que son los de la acción, en lo que es particularmente bueno. No importa si asesina a sangre fría ya que es un sobreviviente intrépido quien, pese a su dureza, es simpático, tiene un gran corazón y un sólido sentido de la lealtad. Claro, como un viejo gatillero que habita un cuerpo joven, trae la pistola láser muy debajo de la cadera. En mi opinión a diferencia de todo el universo de “Star Wars”, no hay complicaciones filosóficas aquí.
Para complacencia de todos los seguidores en la saga, Lawrence y Jonathan Kasdan colocan al estelar en el control de la nave para que demuestre su instinto como conductor, en las rutas más complicadas. Se crea una excelente química, con el joven Calrisian, que es un dandy con charm, que se sube en el mítico Halcón Milenario por motivos estrictamente pecuniarios y se involucra en un problema que no era suyo.
Pese a que ocasionalmente se le notan los descuidos de un rodaje contrarreloj, el trabajo de Howard resulta tan desacomplejado, tan juvenil incluso, que uno recuerda que, cuando él empezó a ser fan de todo esto, la mayoría de sus espectadores actuales aún no habían nacido. Aun asumiendo que las comparaciones son odiosas, y que Harrison Ford sólo hay uno, el joven actor Alden Ehrenreich resulta algo acartonado hasta el punto de hacernos cuestionar de dónde le vino el talento que demostró en “¡Ave, César!” (2016) En cuanto a Emilia Clarke quien, sin ser un dechado de intensidad histrionica, salva al menos parte de la trama despertando más interés que el héroe en la pantalla, y ese es el problema.
Porque el resultado de dicha carencia es, como ya apuntaron algunos críticos tras el pasado Festival Internacional de Cine de Cannes 2018, esta es una película de Han Solo donde el propio personaje principal es lo menos interesante. Con una gran dosis de humor y toneladas de acción, esta historia colateral que mueve a preguntar si realmente era necesaria, puede no resultar de todos los gustos de los seguidores de la franquicia, a quienes, tal vez, les apremie ver la siguiente entrega de la serie, para retomar el rumbo que inició George Lucas y que ahora, décadas después, parece perdido.¿Dónde reside entonces el gran valor del filme? Pues en mi criterio y gusto cinefilo, para empezar, en una estructura bien compensada y en la renuncia a ese tono de seriedad y tragedia que tuvo en su fondo y que estuvo a punto de estrangular a la otra precuela que fue la estupenda cinta de “Rogue One” (2016).
Mi 8 de calificación a esta producción fílmica, aunque con una historia sencilla, tiene interesantes giros en los que la amistad se pone a prueba y donde las traiciones surgen en las personas más inesperadas. Se van sembrando antecedentes que luego serán retomados en el futuro fracturado de las ocho entregas previas de la franquicia. Por ahí aparecen algunos personajes, para que se den gusto mientras arman los detalles previos de la leyenda que ya conocen y que tiene en una pléyade de muy buenos actores secundarios estupendos, desde el aclamado Donald Glover a la pareja de Thandie Newton y Woody Harrelson en su historia de amor más verosímil y entrañable de la Galaxia obviamente después de la de Han Solo (Harrison Ford) y la Princesa Leia (Carrie Fisher) en la trilogía original (1977/1980/1983).
Mención aparte a la robot activista con la voz de Phoebe Waller-Bridge junto a esa formidable ambientación que nos hace habitar la Galaxia como nunca desde la última vez que Han Solo se tomó un copa en la cantina de Mos Eisley en la cinta original de 1977. Película apta para fanáticos completistas del complejo universo de “Star Wars” con lo mejor, que fue ver a un Glover bordando en su actuación muy bien a un joven Lando y con lo peor, que da mucho la sensación de ser un producto prefabricado transmitiendo que el contrabandista no está a la altura y sus amigos le salvan su historia, vaya menuda ironía.
Porque con la saga de “Star Wars” actualmente convertida en gallina de los huevos de oro de Studios Disney, resulta difícil no ver cada nueva entrega de la taquillera franquicia como un calculado movimiento estratégico, más aún cuando los mayores atisbos de originalidad son cercenados en pos de la estandarización que parece responder a dos objetivos centrales por un lado, hacer justicia al imaginario creado por George Lucas, exprimiendo la nostalgia de los veteranos seguidores de la saga; y por el otro, acercar la franquicia a nuevos jóvenes espectadores gracias a un escaparate de ídolos emergentes, que serán los astros en Hollywood del mañana.
Con las luces y sombras de una película que sabe cabalgar con liviandad sobre las fórmulas del cine de entretenimiento, pero que, probablemente, dejará algo insatisfechos a aquellos que esperen algo más que un divertimento pasajero, apenas una levísima alteración en la Fuerza en esta producción que es menos oscura y expeditiva al caer en algunas malas costumbres instauradas en las últimas entregas de la saga, como el abuso de la figura del sacrificio heroico o la necesidad permanente de voltear el relato a golpe de traición. Luego, en cuanto a la renovación actoral, quien lo tiene más difícil es Alden Ehrenreich, que, en la piel del emblemático Han Solo, se ve obligado a regalar sonrisas a la Harrison Ford por doquier. Esta mas que correcta cinta aligera la franquicia de sus excesos de solemnidades y que para mi resulta ser simplemente buena, la siguiente si es que hay mas entregas del joven contrabandista deberá ser aun mejor.
Lic.Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.