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República Cinéfila | Venganza

El actor ingles hollywoodense Liam Neeson, ya veterano héroe en cine de acción tardío, vuelve como protagonista del filme “Venganza”, imagínense al hombre que mató a medio planeta cuando le secuestraron a la única hija en la taquillera saga “Búsqueda Implacable” (2008/2012/2015) ahora en esta producción fílmica donde en su sencilla trama en la sinopsis oficial nos cuenta que cuando su hijo muere a manos de narcotraficantes, el conductor de quitanieves y ‘Ciudadano del Año’ Nels Coxman (Neeson) comienza a cazar a los asesinos. La cuenta de muertes va en aumento y el rastro lo lleva al cerebro criminal de “El Vikingo” (Tom Bateman), cuyo nombre verdadero es Trevor.
 
Uno se sienta en la butaca esperando más de lo mismo y un poco a regañadientes, pero algo marca desde el principio que las cosas son muy diferentes. Este remake de su propio filme que dirigió el cineasta noruego Hans Petter Moland abre con una cita del escritor ingles Oscar Wilde para luego presentarnos al protagonista Coxman, mientras trabaja quitando nieve en los caminos complejos del pueblo de Kehoe, cerca de la ciudad norteamericana de Denver, Colorado. La música, los planos contemplativos nos llevan más al universo de las películas del director argentino Carlos Sorín que al del policial negro. Las expectativas del espectador comienzan a retorcerse y es que por su breve descripción, probablemente piensen que ya vieron la trama de este filme. Porque eso de que Neeson derrote a narcotraficantes bien vestidos para vengar la muerte de su hijo, es una premisa que se sentía desgastada ya desde hace una década.
 
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Estamos viendo que en “Venganza” avanza en su primera media hora como una hija directa del subgénero de película Liam Neeson matando a todo el mundo pero no es una decisión inocente, Moland sabe que el veterano actor se ha hecho muy popular por el diseño de un tipo de cine de acción violento y recargado, y ofrece más o menos eso, pero con llamativas variantes. Como ejemplo en ese arranque de la trama, Coxman recibe la condecoración al ciudadano del año y también la noticia de la muerte de su hijo, por lo que el camino que emprende el padre justiciero es bastante irónico, porque el ejemplo de la comunidad convertido en un asesino despiadado que se carga a cuanto enemigo se le cruce. Y es que vemos que Liam le dispara a un maleante con un rifle de francotirador recortado, en una tienda para novias, salpicando los vestidos blancos de sangre, pero el cineasta noruego también le da interés en las peculiaridades de los personajes secundarios con una extravagancia negra que la separa de las demás.
 
Sin embargo, no todo funciona, especialmente al iniciar la segunda mitad, aunque se divierte mucho con el género criminal de una manera tipo la entrañable comedia de acción “Grosse Pointe Blank” (1997). Uno de los mejores personajes de todos es el capo del narcotraficante tipo Christian Grey a quien llaman “El Vikingo” con un esplendido Tom Bateman, que compartiendo la custodia de su hijo, se encarga de la nutrición del chico, le dice que golpee a los bulis y lo reprende por no leer la clásica novela de culto “Lord of the Flies”. A excepción de la esposa de Coxman con una desperdiciada actriz como Laura Dern, este filme invierte en su gente y es mejor por ello. El trabajo con el montaje y la edición es como una evidente caricaturización de cada crimen que ofrece las variantes señaladas. Porque “Venganza” se vuelve lenta en su segunda parte y progresivamente se convierte en toda una comedia, de una negrura que hace recordar a los directores Ethan y Joel Coen de la gran cinta “Fargo” (1996), incluso con sus defectos, como por ejemplo hay un exceso de ironía: el último plano es gracioso pero innecesario, aunque sin los excesos filosóficos de los hermanos. Hay aquí todo un cuento amoral que cruza padres ejemplares, con indios traficantes de drogas y matones psicópatas en gran cantidad. La película se abre a un abanico enorme de personajes y subtramas, a cual más delirante. Incluso en la historia se permite olvidar a Neeson y su drama personal, para jugar con diversos tonos humorísticos en el retrato de un universo sumamente lúdico. Tal vez pueda resultar algo fragmentaria por momentos, pero el trabajo del competente guión es notable al hacer comprensible y cohesivo todo lo que pasa ante nuestros ojos. Y, por lo demás, la diversión que propone “Venganza” es enorme y desquiciada en su alto grado de violencia.
 
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Liam Neeson en “Cold Pursuit.” (Paradox Films/StudioCanal/IMDb/TNS)
 
Mi 8.5 de calificación a “Venganza” la acertada adaptación de la película noruega “Kraftidioten” del propio thriller “In Order Of Disappearance” el remake del director Hans Petter Moland que alcanza todas las notas de un buen thriller de venganza de Liam Neeson, donde vemos momentos en que pareciera que la película se está burlando con ánimo autoconsciente de ese cine que se deshace en vueltas de tuerca y que hasta se consume de solemnidad como por ejemplo el dialogo entre Neeson y el niño: “¿Conoces el síndrome de Estocolmo?” dice el personaje en el momento más incómodo de esta llamativa cinta que brilla a la sombra de la presencia de la estrella de Hollywood. El éxito de “Búsqueda Implacable” le llegó en el ocaso de su carrera y desde entonces, con altas y bajas en su popular filmografia, ha sabido convertirse en todo un héroe de acción para el público adulto, muy probable también y lejos de la epifanía muscular del Sylvester Stallone de la saga “Los Indestructibles” porque Neeson es el tipo que los mata a todos, pero es también el que carga con esa mirada gris que lo vuelve más melancólico y que esta mas cerca de un anti-héroe.
 
Y, por cierto, sus películas, gusten más o gusten menos, están vivas y lejos del concepto de cine geriátrico que alberga hoy a los intérpretes y al público mayor de 60 años de edad. Esto es lo que le permite también buscar por otros caminos y prestarse al juego en películas como “Venganza”. Renovarse es vivir, dicen, aunque se lo haga rodeado de todos los muertos que se apilan en esta magistral comedia negra de acción del director que como en el filme noruego original, Moland muestra a los muertos con una tarjeta con su nombre y un gráfico. La violencia pasa de oscuramente cómica a francamente brutal con disparos a la cara sin romper el hechizo ni el drama, ya que lo mejor es su negativa total a tratar a sus personajes como tropa de película donde los gángsters se enfrentan con bolas de nieve antes de un tiroteo, los policías discuten sobre relaciones pasadas y dos asesinos podrían estar enamorándose entre sí. Moland se enamora de más de sus extravagantes personajes secundarios, como cuando su foco en la batalla final entre el equipo de “El Vikingo” y un sindicato de nativos americanos deja de lado la misión personal de Coxman, disipando el momento; no obstante, se redime con un acto final de una relación entre amigos que le pone un poco de calidez a un mundo muy frío en un momento muy sorpresivo en una película llenos de ellos en una trama un poco exagerada, quizá como un giro típicamente taciturno de Neeson rodeado de un elenco colorido, un gran humor muy negro y con una falta de respeto total por los estereotipos cinematográficos.
 
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Lic.Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodista.

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