República Cinéfila | Avengers: Endgame
Sin lugar a dudas una de las mejores cintas del año con el actual cine en Hollywood de los superhéroes en las entregas de la popular franquicia de los Vengadores con una fórmula descomunalmente muy exitosa, estamos ante el cierre de una etapa y el inicio de otra. Si en la cinta de “Avengers: Infinity War” (2018) funcionaba como un final de temporada con un enorme cliffhanger, podría decirse que “Avengers: Endgame” es el gran cierre de la serie de una etapa creativa, por más que esté clara la intención de continuar con el Universo Cinemático de Marvel.
Pero ambas películas, por más que se necesitan entre sí, que en buena medida dependen una de la otra, representan opuestos no tanto estilísticos como narrativos. Ok antes de seguir con mi análisis personal tratando de no dar muchos spoilers, aquí está la sinopsis oficial en la trama de la que seguramente es una de las cintas más taquilleras del 2019, tras el grave desenlace de los acontecimientos provocados por el gran villano Thanos, que acabó con la mitad del universo y parte de los Vengadores, obliga a aquellos súperhéroes que sobrevivieron a tomar una firme posición. Todos los chicos buenos han sido convocados para la batalla. Muchos pueden ser prescindibles, pero no pueden faltar Iron Man, en primerísimo lugar, seguido por el Capitán América, Hawkeye, Thor, Black Widow, Ant-Man, Hulk y la Capitana Marvel, la más reciente adquisición, y refuerzo de género del grupo superheroico. La anécdota da continuación a un enorme problema que había generado el malvado Thanos en la pasada entrega ya que el desquiciado tirano determinó, por frías razones de equilibrio universal, que la mitad de la población del planeta desapareciera. Lo hizo con un simple chasquido de dedos de la mano que porta el guante de las gemas del infinito. La nueva película de Marvel Studios marca el gran cierre de un recorrido cinematográfico sin precedentes. Esta, que se anuncia como la última entrega de la marca de los Vengadores, es promocionada como la madre de todas los filmes de superhéroes y vaya que si lo es con la cinta más anticipada del año que finalmente llego montada en un cargamento pesado de buenos efectos generados por computadora. Y el resultado es, en término de sensaciones, altamente satisfactorio que se recicla en toda su espectacular dimensión con un carrusel de prohombres y promujeres que, desde hace años, pasan por las mismas dificultades colectivas, para enfrentar a un enemigo cada vez más poderoso y, al final, rescatar al planeta. Puede haber en el camino algunas pérdidas, pero eso es irrelevante. La maravilla de la ficción en el séptimo arte permite que los milagros ocurran a voluntad de estas producciones fílmicas. No importa que se atropelle la lógica y descuide la continuidad, ya que todo se le perdonará, mientras los seres superdotados sigan mostrándose intrépidos en pantalla, como aquí obviamente sucede.
Tanto la primera escena como la última de “Endgame” presentan un tono claramente íntimo, personal, que indican otro tipo de apuesta en el relato, más centrada en la carga simbólica y especialmente afectiva que compone a los personajes, que en las decisiones del guión, que era lo que se imponía en “Infinity War”. El gran mérito de los hermanos directores Joe y Anthony Russo, cuando tienen que ir desplegando todas las tramas y subtramas, es privilegiar a los personajes y, dentro de esa elección, saber establecer un recorte donde los que quedan al frente es la primera generación de Vengadores.
Antes que nada, esta es la película de Iron Man, de Capitán América, de Viuda Negra, de Hawkeye, de Thor, que son personas que no solo ponen en juego sus capacidades heroicas, sino también sus legados y responsabilidades. Por eso la primera hora de “Endgame” se estructura alrededor de la desolación, la angustia y la pérdida. Como nunca antes en el subgénero en el cine de superhéroes, lo que vemos son las consecuencias de la derrota y la consciencia de ella por parte de los protagonistas, la necesidad de seguir adelante, de olvidar o al menos encontrar nuevos propósitos, pero también la imposibilidad de lograrlo. Contra los prejuicios, son estos pasajes los más interesantes y logrados del filme, no solo por los riesgos tomados, sino también por las formas con los instantes de soledad, los espacios vacíos que delatan las ausencias, los raptos de humor que solo disfrazan el dolor. “Endgame” se toma su tiempo para precisamente hablar del tiempo, de cómo los personajes cargan con la mochila del fracaso. Pero esta película debe, lógicamente, cambiar, mutar para ir hacia otro lugar y por eso entrando en su segunda hora se transforma en una cinta de robos, aventuras y viajes en el tiempo, donde el gran referente –aun desde la ironía- es el filme de “Volver al Futuro” (1985). Esa cita no es mero guiño, es más una declaración de principios, porque hay un componente esencial de esa saga que se toma prestado y es el de la melancolía, el saber que se interviene en un pasado que –para bien y para mal- ya no puede cambiarse o hacerse presente. Lo llamativo es que es las decisiones del presente donde el filme empieza a hallar algunas dificultades, principalmente desde la empatía ya que hay eventos dramáticos, de alto impacto, donde los Russo no llegan a conmover, quizás porque lo que prevalece es la mirada hacia atrás, esa materialidad que les otorga carnadura a los personajes y no tanto lo que llevan a cabo en ese aquí y ahora que ya está mirando un poco hacia el futuro. Llamativamente, el despliegue de una línea de tiempo cinematográfica que es “Endgame” no se construye tanto desde la acción, sino desde el suspenso dramático y el puente que se establece hacia el cierre desde lo épico no llega a ser todo lo fluidamente necesario.
Ahí es donde queda claro que el Universo Cinemático de Marvel es gigantesco y la película paga el costo –del cual se hace cargo, hay que reconocerlo- de privilegiar el arco narrativo de un puñado de personajes, mientras que la mayoría quedan relegados a roles de herramientas del guión o de declaraciones ideológicas bastante subrayadas donde hay una escena plagada de discursividad feminista bastante torpe. Cuando en el fondo el filme vuelve a lo íntimo, a lo personal, no solo es más efectivo, inteligente, sutil y hasta conmovedor, sino que ratifica con herramientas nobles el inmenso poder de una compañía fílmica como Marvel Studios. En Hollywood de la mano y la visión de su productor Kevin Feige además del carisma indestructible de los actores, supo construir una textualidad propia, separada de los cómics originales y hasta en cierto punto inimitable.
Mi 9.5 de calificación al taquillazo de este año que es “Avengers: Endgame” que es el final de todo, pero también el principio de todo, porque Marvel Studios en este momento es infinito, donde los hermanos cineastas Anthony y Joe Russo, son los cerebros creativos de la franquicia, que mezclan con un perfecto equilibrio las dosis de humor y drama, entre situaciones caóticas y de talante solemne. Siempre hay tiempo para reír, en medio de un planeta que ha quedado arruinado, por un titán horroroso, como lo es Thanos, que pretende restablecer un nuevo orden a su conveniencia y bajo su férula. Tal vez, las más de tres horas de aventura son un exceso para exponer cada uno de los dramas que, en lo individual, carga cada uno de los personajes que son aliados en esta trama al viajar en el tiempo, al pasar por aventuras, riñen, y llegan al final donde, como es característica del género, debe haber una batalla multitudinaria, entre ejércitos de otros mundos, que toman la Tierra como campo de batalla. Los destrozos, por regla, son mayúsculos, pero qué importa, si lo que está en juego es el planeta entero. Al final, el destino se cumple con una complacencia brutal, aunque esperada, para toda la horda de fanáticos jubilosos, que han tomado por asalto los cines para ver la novedad de la primavera. “Avengers: Endgame” es el fin del juego. Es una cinta monumental que cierra, por lo alto, un ciclo del Universo Cinematográfico de Marvel. Aunque tal vez no sea el final. El estudio ha demostrado, a lo largo de su historia, que tiene la capacidad de abrir un nuevo portal y traer del pasado sorpresas imprevistas. Seguramente habrá más películas de estos superhéroes, algunas serán incluso mejores que las que se han estrenado durante esta década larga. Lo que es seguro es que no habrá ya ninguna más grande que “Endgame”, porque mantiene la épica, reivindica la diversión y renuncia a la solemnidad en uno de los mejores filmes del año, que es casi perfecto.
Por: Lic.Ernesto Lerma, titular de la sección y columna periodística.